Acogerse a las leyes de bancarrota, sin precedente entre las grandes agrupaciones de EU
El calendario de conciertos de este año no será afectado, aclara vocero
Algunos atrilistas recibieron con cantos fúnebres a los consejeros que se reunieron para votar esa medida
Miércoles 20 de abril de 2011, p. 2
La Orquesta de Filadelfia, una de las más prestigiadas de Estados Unidos y favorita de los amantes de la música clásica en el mundo, solicitará esta semana ser declarada en bancarrota, en un esfuerzo desesperado por salvarse de la extinción.
La orquesta, fundada en 1900, ha visto deteriorarse con rapidez su posición financiera durante la reciente recesión y la anémica recuperación económica posterior. Funcionarios señalaron que tiene un déficit muy grande y que está en riesgo de quedarse sin efectivo para pagar a sus músicos.
La decisión de acogerse a la protección de las leyes de bancarrota –sin precedente entre las grandes orquestas estadunidenses– se tomó en una emotiva reunión del consejo directivo, el sábado anterior. Al llegar los consejeros a las oficinas de un despacho jurídico para tomar parte en la votación, fueron recibidos en el vestíbulo por algunos miembros de la orquesta que tocaban cantos fúnebres.
Un vocero señaló que la solicitud de quiebra no afectará el calendario de conciertos de este año. De hecho, la noche del sábado los patrocinadores llenaron el Verizon Hall, de Filadelfia, hogar de la orquesta, para un concierto con obras de Mahler. Entre los compromisos que la organización debe cumplir está una aparición, el 7 de septiembre, en los Proms de la BBC, en el Royal Albert Hall, de Londres. Han pasado cinco años desde la última vez que la orquesta participó en ese festival londinense. Como con cualquier otra compañía, la aceptación de la solicitud de bancarrota ofrece la oportunidad de restructurarse para reducir cuentas por pagar y costos futuros, por ejemplo, evitando algunas obligaciones contractuales, y así regresar a la viabilidad a largo plazo. No será fácil, pero creo que podemos hacerlo
, señaló Richard Worley, presidente del consejo.
Sin embargo, miembros de la orquesta se oponen a esta acción. Aparte del efecto sicológico de una declaración de quiebra, existe el temor –casi de seguro justificado– de que un juez de quiebras permitiría a la gerencia manipular las obligaciones pensionarias con los músicos.
John Koen, presidente del comité de atrilistas, sostuvo que la gerencia no ha agotado todos los recursos
para equilibrar las cuentas y que presentar la solicitud conlleva el riesgo de que los músicos se vayan a otra parte.
“Conozco a muchos que están pensando en hacer audiciones con otras orquestas, y espero que no perdamos la gran sinfónica que tenemos –expresó–. Si eso ocurre, ¿qué caso tendrá todo esto? ¿A quién le interesará financiar una orquesta de segunda?”
El director principal, Charles Dutoit, manifiesta similar preocupación. En una nota enviada a la orquesta y obtenida por The Philadelphia Inquirer, señaló: Me siento apabullado y horrorizado por los sucesos de los días pasados, y aún no puedo captar cuáles serán las consecuencias de la votación de hoy. Por el momento me he quedado sin palabras, pero quiero que sepan que los tengo en el corazón y en el pensamiento
.
Para la ciudad de Filadelfia resulta repugnante la sola posibilidad de perder la que tal vez sea su única joya cultural que sin discusión puede llamarse de clase mundial. Sin embargo, el drama que rodea su futuro es apenas un reflejo un poco más sombrío de las dificultades que enfrentan muchas otras orquestas de alto nivel en ciudades como Boston, Cleveland y Pittsburgh, así como otras instituciones artísticas.
Cuando se llevó a cabo la votación, los cinco representantes de los músicos en el consejo se inclinaron por el no
. Pero la consejera Carole Haas Gravagno, cuyo marido fue miembro de la orquesta, declaró al Inquirer que había cambiado de parecer. No voté en favor, pero no veo otra solución a estas alturas. Nos estamos quedando sin dinero
, dijo.
La orquesta seguirá adelante con la mayor campaña de recaudación de fondos de su historia, en reclamo de 160 millones de dólares de sus patrocinadores. Está por verse, sin embargo, si organizaciones e individuos filantrópicos (ya no se diga compradores de abonos) estarán dispuestos a sostener una sinfónica que hoy se sabe que lucha por su vida.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya