Martes 19 de abril de 2011, p. 3
La probabilidad de que un joven latinoamericano muera asesinado es 30 veces mayor a la de un europeo, y 70 veces superior a los de países como Japón, Inglaterra, Austria, Grecia o Irlanda, refiere el estudio Educación, juventud y desarrollo, de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
La violencia, indica, también se refleja en igual o menor medida en la escuela. En América Latina y el Caribe es cada vez más difícil
que los planteles educativos puedan garantizar un ambiente pacífico a sus alumnos, lo cual conlleva graves consecuencias: el aumento del ausentismo y de la deserción.
Por ello, hace un llamado urgente a los gobiernos a contar con políticas que se encarguen de las causas que llevan a esta escalada de violencia en que los jóvenes son víctimas y protagonistas
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Indica que, de acuerdo con el Mapa de la violencia, los jóvenes de América Latina y el Caribe, las tasas de homicidio en jóvenes duplican a las de África, triplican o cuadruplican a las de América del Norte y están muy arriba de los índices de Europa.
Enfatiza que América Central es la región más violenta del mundo. A excepción de las zonas de guerra, las tasas de homicidio son las más altas del planeta. El homicidio es la primera causa de muerte juvenil masculina en varios países de esa subregión. Se cometen crímenes violentos a edades cada vez más tempranas y las víctimas son cada vez más precoces
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Las pandillas juveniles conocidas como maras, alerta, han incrementado su alcance a escala internacional en México, Estados Unidos y América Central, donde han vulnerado escuelas que históricamente han sido territorio de paz, educación y de aprendizaje para la vida.
Ante esta situación, precisa que los gobiernos de México, El Salvador, Nicaragua y Honduras pidieron asistencia la Unesco para fortalecer a sus escuelas y dar una respuesta a la amenaza que representan estas pandillas
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Añade que las autoridades expresan que el factor que más afecta a los jóvenes de ambos sexos es la pobreza, en tanto que el mayor problema percibido por los varones es el desempleo y, por las mujeres, la violencia intrafamiliar.
El informe detalla que uno de cada 10 jóvenes latinoamericanos de entre 15 y 19 años no ha terminado la primaria. Y casi 50 por ciento de los de 20 a 24 años no ha concluido la secundaria.
En la región, sólo 11 por ciento de los estudiantes de secundaria opta por la formación técnico-profesional. Sumado a lo anterior, existen diferencias muy marcadas en detrimento de los alumnos más pobres, de los provenientes de zonas rurales y de los indígenas o afrodescendientes.
El desafío, subraya el informe, es conjugar a todos los actores y continuar conectados con los problemas de la juventud, escucharlos, prevenirlos, realizar acciones educativas, mejorar el empleo y dar una segunda oportunidad social y educativa.