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Desde otras ciudades

Madrid recuerda a Antonio Vega

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Placa con el nombre de la plazuela de Antonio Vega, en MadridFoto Armando G. Tejeda
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ntonio Vega, el poeta atrapado en la melancolía y la heroína, el músico que convirtió sus letras en himno de varias generaciones, ya tiene una plazuela en Madrid, una ciudad que convirtió en el escenario de muchas de sus metáforas y nostalgias. En la década de los años 80 del siglo pasado, cuando España recuperaba poco a poco la libertad después de cuatro décadas de dictadura fascista, se generó un movimiento artístico que buscaba romper con los yugos de la censura y la moralidad impuesta por los militares y el clero.

En mayo de 2009, con tan solo 51 años, murió Antonio Vega, el vocalista de Nacha Pop, después de luchar contra un cáncer de pulmón y, sobre todo contra una severísima adicción a la heroína y la cocaína. Se apagó la voz de una generación. El poeta que tocó las fibras más íntimas de un movimiento, el de la Movida madrileña, pero que al mismo tiempo sufrió los estragos del auge por la experimentación y la incursión en los paraísos artificiales y las sustancias sicotrópicas como vías para alcanzar la plenitud creativa.

Madrid le ha dedicado ahora una plazuela, que llevará su nombre y que ya se ha convertido en una visita obligada de la multitudinaria tropa de seguidores del autor de canciones tan emblemáticas como Lucha de gigantes, Agárrate a mí María o La chica de ayer. La inauguración de la plazuela fue un acto solemne, a la que incluso asistió el alcalde conservador Alberto Ruiz-Gallardón, pero en la que también estuvieron compañeros de generación y de correrías, como su primo Nacho García Vega, Miguel Ríos o Alvaro Urquijo. Y ahí se escuchó su música y su poesía, y se recordó que Antonio Vega vivía como el poeta que siempre fue.

Armando G. Tejeda, corresponsal