Chetumal, QR., 16 de abril. El mar Caribe enfrenta la creciente amenaza de una especie invasora y voraz que llegó para quedarse en Quintana Roo: el pez león, cuyo consumo ha sido promovido desde hace algunos meses por autoridades federales en un intento por contrarrestar su proliferación, destacando la formidable calidad de su carne blanca apreciada por gastrónomos.

De color entre naranja y café, no tiene depredadores y consume todo tipo de fauna arrecifal; se desplaza a sus anchas desde 2009 en Quintana Roo, y su nombre confirma el grado de peligrosidad de esta especie nativa del Pacífico y Oceanía, cuyas espinas dorsales contienen un veneno que no causa la muerte en los humanos, pero que provocan dolores intensos.

María del Carmen García Rivas, directora de la Reserva de la Biosfera Banco Chinchorro, advirtió que esta especie invasora pone en riesgo las pesquerías y la salud del arrecife, amenazando la biodiversidad. Pensar en erradicarlo es muy difícil, porque hay corrientes de sur a norte y ya está en todo el Caribe, incluso en Venezuela.

Provoca dolor insoportable

Admitió que apenas se está estudiando la densidad de esta especie, con el respaldo de los pescadores y para precisar la gravedad de la invasión, dijo que en Bahamas la presencia del pez león es 30 veces mayor al de otras especies, lo que ha puesto en jaque a la fauna e incluso a bañistas, pues sus espinas provocan un dolor insoportable.

Explicó que la picadura es dolorosa pero no provoca la muerte y para atenuar el dolor se tiene que aplicar agua muy caliente en la zona afectada pues puede causar inflamación por más de dos semanas.

Abundó que han sido capturados ejemplares de 41 centímetros de largo en Cozumel y de 38 centímetros en Xcalak y Banco Chinchorro; no obstante es consumido en el sur de Quintana Roo y la Costa Maya. En Cozumel hay un restaurante que lo ofrece en su menú.

Afirmó que están en duda sus propiedades como afrodisiaco y señaló que en Cuba es deshidratado y utilizado en prácticas de santería o en la población quintanaroense de Majahual, que lo usa para elaborar artesanías.

José Cárdenas Magaña, subdelegado de Pesca de la Secretaría de Agricultura Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, sostuvo que su presencia es alarmante, aunque subrayó que el impacto hasta la fecha no se ha reflejado en poblaciones pesqueras.

Admitió que su ciclo de vida es rápido. Una pareja al año puede llegar a poner entre 20 y 30 mil huevecillos y crece más que en su hábitat natural. Por ejemplo, crías de langosta, moluscos y todo tipo de especies pequeñas y medianas que habitan en las zonas arrecifales.

Detalló que el pez león puede mimetizarse y ser confundido con un alga, sorprendiendo a otras especies que no están preparadas para enfrentar sus ataques; se desplaza muy rápido y puede surcar en aguas someras, pues es muy adaptable.

Anticipó que se impulsa un programa para controlar esta especie mediante su captura y procesamiento.

“El objetivo es que cooperativas lo empaquen como filete, e incluirlo en los productos de exportación. Su carne es excelente. Los gourmets promueven su consumo pues es una carne blanca de buena textura, adecuada para filetearla. En la zona hotelera de Cancún la ofrecen como especialidad”.

Otra opción que se explora para atenuar su reproducción, añadió, es mediante la genética creando peces estériles.

A su vez, Román Ávila Aguiñaga, alcalde de la isla de Holbox, destino turístico ubicado en el norte del estado, manifestó que el pez león prolifera en costas del norte del estado, en las cercanías de Cancún.

No hemos visto ninguna afectación, respecto de esa especie, y tampoco hemos tenido ningún caso de que un turista haya salido lastimado. Lo que sí hemos notado es que el pez león se ha multiplicado, pero no hemos tomado ninguna acción porque nadie se ha acercado a asesorarnos, no sabemos mucho de este pez, concluyó.