El famoso diyéi visitará el país el 6 de mayo; ofrecerá un concierto en el Circo Volador
Participa en BerlinskiBeat, con los integrantes de la legendaria agrupación Corvus Corax, de sonido medieval
El temperamento mexicano debe ser parecido al de los europeos del este, dice
Domingo 17 de abril de 2011, p. 7
Hubo algo de corrección política en la incorporación de los ritmos y la música tradicional balcánica en la poderosa onda expansiva que mueve las almas y los corazones de los jóvenes en todo el mundo. En mi opinión, al final de los años 90, después de una tremenda guerra, políticamente se trató de salvar algo de toda aquella vasta cultura, porque los Balcanes son la puerta entre Oriente y Occidente. Tenemos que reconocer que hubo algo de político en eso de incorporar las culturas de frontera a la cultura dominante.
Asegura lo anterior el diyéi de origen bosnio Robert Soko, uno de los más sólidos representantes del fenómeno musical conocido mundialmente como Balkan Beats, quien abunda –un poco en broma– que también los que veníamos de los Balcanes teníamos la imagen de ser chicos malos; sin embargo, esto era también algo bastante sexy
.
Soko, figura reconocida en el ambiente musical de los antros más prendidos de Berlín, como el Lido; Nueva York; Los Ángeles, y Río de Janeiro, llegará a México acompañado de la banda alemana Corvus Corax, para presentar su agrupación conjunta BerlinskiBeat, que mezcla música electrónica con sonidos de la Edad Media y ritmos balcánicos.
En videoconferencia desde Berlín, Soko habló de las características de su nueva aventura musical, la cual presentará en concierto el próximo 6 de mayo en el Circo Volador; de las influencias musicales que confluyeron en Berlín desde los años 90, y de la gran influencia que tuvieron el cine de Emir Kusturica y la música de Goran Gregovic para difundir por el mundo la cultura balcánica.
Labor de migrante
Robert creció en Zenica, Bosnia central, escuchando música occidental: rock, punk y ska. En 1990 llegó a Berlín, donde de día sobrevivía como taxista y de noche frecuentaba el Arcanoa, bar punk en la zona de inmigrantes.
Sus primeras tocadas fueron en 1993. Eran una mezcla de ironía y nostalgia por la antigua Yugoslavia: celebraciones socialistas por el cumpleaños de Tito, el Día de las Mujeres, el Primero de Mayo. Se pagaban 50 marcos alemanes para entrar y la cerveza era gratuita.
“Mi trabajo de diyéi ha sido mezclar la música tradicional de los Balcanes, la gitana y la no gitana, con el rock y los beats electrónicos. La música y la cultura de mi país son algo que llevo en la sangre. Una de mis mayores influencias es el trabajo del músico Goran Gregovic; ha sido mi maestro”, afirma.
Y agrega: “Pienso que los Balcanes son la puerta de Oriente y Occidente; es un espacio muy particular donde se cruzan muchas culturas. La música balcánica tiene influencias judía, árabe, griega, oriental, centro europea, etcétera. Por eso la antigua ex Yugoslavia fue un nuevo espacio de fusión de diversas culturas, donde surgen los gitanos como individuos muy talentosos para tocar.
“Lo que hizo Emir Kusturica en su cine (Underground, Tiempo de gitanos), donde lo apoyó Goran Gregovic en la banda sonora, fue presentar ese mundo viejo como algo novedoso; algo así como nuevo/viejo; actualizar algo que tenía siglos de existir, en un formato actual. Lo que los europeos redescubren desde hace 30 años es el espíritu del paisaje cultural, que ya estaba allí”, afirma Soko.
Sobre la creación de BerlinskiBeat, donde Soko une su talento a la legendaria banda de música antigua Corvus Corax –que ya ha visitado México en dos ocasiones para hacer las delicias de la escena oscura–, comentó que trata de hacer un nuevo sonido, mezcla de beats para la pista de baile con los sonidos tradicionales y antiguos que han distinguido por dos décadas a Corvus Corax.
A la charla se incorpora Norri (Norbert Drescher), percusionista de la agrupación, quien precisa que en BerlinskiBeat participan, además, Castus Rabensang, Wim (Venustus), e integrantes fundadores y nuevos elementos como Hatz (Hunt), Pan Peter, Vit y Steve.
El grupo, formado en 1989, se ha especializado en la música de la Edad Media; incluye gaitas y percusiones antiguas, lo cual ha sido la clave para la permanencia de la banda y el éxito de algunas de sus discos más recientes, como Gaudia Vite, basado en poemas medievales –con el apoyo de músicos invitados– o Cantus Buranus, los sones de Carmina Burana, con el grupo de trovadores, orquesta sinfónica y gran coro.
Norri señaló que las influencias de Corvus son muy variadas, las cuales van desde la música antigua hasta la tradicional de diversos países, como Jordania, Japón, parte de África y –por supuesto– los Balcanes, que han ido coleccionando en sus giras por el mundo.
Para Norri lo que hace diferente a BerlinskiBeat es su mezcla y conección de la música tradicional con lo que gusta a los jóvenes, que es moverse en la pista. “Por un lado, está la base de la música antigua del siglo XI, y por otro la música electrónica y los beats profundos que hacen que tu cuerpo se active. La música tradicional es muy compleja, puede llevarte tanto al baile como a la tristeza”, dice.
Lo más importante es incluir la música de otras culturas; la música es una gran plataforma para crear; al construir estos nuevos lenguajes se mejoran las relaciones entre la gente. BerlinskiBeat es el reflejo de lo que sucede musicalmente en Berlín
, recalca Norri.
Soko, quien no ha visitado el país aclara: Tengo mucha expectación por viajar a México, aunque conozco mucha música mexicana; no obstante, puedo imaginar su temperamento, parecido al de la gente del este de Europa, que es mucho más bizarra y existencialista y tiene una actitud más artística
.
El proyecto BerlinskiBeat (Robert Soko+Corvus Corax) se presentará en el Distrito Federal el próximo 6 de mayo, a las 20 horas, en el Circo Volador, ubicado en La Viga 146, colonia Jamaica, afuera de la estación del Metro Jamaica y a una cuadra de Viaducto.