El escritor Javier Sicilia aseguró que mientras no sean detenidos y sentenciados los verdaderos responsables del asesinato de su hijo Juan Francisco y sus seis amigos no va a tener un poco de confianza en las autoridades de los tres niveles de gobierno. El poeta ofreció anoche una rueda de prensa después de leer un mensaje en el zócalo de Cuernavaca y de levantar su campamento.

Que aparezcan los asesinos, que entren en la cárcel y que se les aplique la ley para que tengamos un poco de confianza en ellos (las autoridades). El problema es mucho más hondo, por eso la ciudadanía marchó. Si hubiera sido un problema individual o de unos cuántos, no hubieran salido a las calles. Un problema que destapa una cloaca inmensa y eso no debe de perderse de vista, expresó.

Insistió en que Julio Jesús Hernández Radilla, El Negro, supuesto jefe de sicarios del cártel del Pacífico Sur, y José Luis Luquin, a quienes las procuradurías estatal y General de la República (PGR) señalan como presuntos responsables, no le dicen nada; son nombres solamente y espero que (las autoridades) hagan su chamba.

El miércoles pasado, el escritor convocó a las familias mexicanas que han perdido un ser querido en lo que va del sexenio de Felipe Calderón a construir en las plazas públicas de cada entidad nuestro muro del holocausto, para reiterar que tenían un nombre, que fueron asesinados, masacrados, por las omisiones y las oscuridades del sistema político.

Subrayó que al meter al sistema de recompensas de la PGR a los supuestos responsables se expresa una inoperancia que nos tiene precisamente aquí. Si realmente se aplicara la ley, la justicia, si se hiciera lo que tienen que hacer en los aparatos judiciales, no estaríamos en esta guerra.

Apremió a autoridades y ciudadanos a un pacto nacional auténtico, porque el país vive una emergencia. Debe regresar la dignidad, y el dolor provocado de los casi 40 mil muertos en el combate al crimen organizado tiene que servir para rehacer el tejido social, el amor y la justicia que se perdió en México, agregó.

Adelantó que la marcha nacional del silencio del 8 de mayo en el Zócalo capitalino no va por la cabeza del Presidente, porque el problema del país está ahí, no está en Calderón; lo que hizo Calderón con una mala política fue destapar la mierda que estaba en el subsuelo y que llevaba incubándose desde el callismo.

Reiteró su exigencia de que abandonen su cargo el gobernador Marco Antonio Adame Castillo, así como los alcaldes de Jiutepec, Miguel Ángel Rabadán, y Temixco, Nereo Bandera Zavaleta, y varios diputados locales.

A su vez, Rocato, integrante de la Red por la Justicia y la Paz, afirmó que el sistema de recompensas de la PGR no ha resultado eficiente, y no es la primera vez que ocurre.

En Oaxaca, la sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación se solidarizó con el poeta y manifestó su apoyo en la búsqueda por la justicia, no sólo por el cobarde asesinato de su hijo Juan Francisco, sino por los miles de muertos y desaparecidos que han generado el gobierno de Felipe Calderón y sus antecesores.