Se muestra el mejor argumento arqueológico, afirma el investigador Simcha Jacobovici
Fueron hallados en el sepulcro que se cree fue de Caifás, en 1990, y luego desaparecieron
El autor de la cinta afirma que los rastreó hasta el laboratorio de un experto en Tel Aviv
Miércoles 13 de abril de 2011, p. 7
Jerusalén, 12 de abril. ¿Podrían dos de los clavos utilizados para crucificar a Jesús haber sido descubiertos en una tumba de 2 mil años de antigüedad en Jerusalén? ¿Y podrían haber desaparecido misteriosamente por espacio de 20 años, para aparecer por casualidad en un laboratorio de Tel Aviv? Ésa es la premisa del nuevo documental The Nails of the Cross (Los clavos de la cruz), del veterano investigador Simcha Jacobovici, que incluso antes de su estreno ha provocado un vivo debate en Tierra Santa.
La película aborda la investigación de tres años de Jacobovici, quien presenta sus argumentaciones, algunas basadas en datos empíricos, otras necesitadas de mucha imaginación y un salto de fe.
El investigador afirma que el descubrimiento es histórico, pero la mayoría de expertos contactados por Reuters lo desestimaron por inverosímil, y algunos lo calificaron de ardid publicitario.
Durante siglos se han presentado muchas reliquias antiguas relacionadas con Jesús, como otros clavos que supuestamente se remontan a la crucifixión. Muchas fueron consideradas falsas, mientras otras fueron aceptadas como sagradas.
Contexto histórico
Jacobovici, quien ya suscitó un debate con otra película que afirmaba revelar la tumba perdida de Jesús, dice que este hallazgo difiere de otros por su contexto histórico y arqueológico.
Lo que mostrarnos al mundo es el mejor argumento arqueológico presentado hasta ahora de que se han encontrado dos de los clavos de la crucifixión de Jesús
, dijo en una entrevista.
¿Sé al ciento por ciento que sí, que son ellos? No
, agregó.
El documental comienza con una visita a una antigua tumba de Jerusalén descubierta en 1990, que fue aclamada por muchos en su día como el lugar donde fue enterrado el sumo sacerdote judío Caifás, que en el Nuevo Testamento preside el juicio a Jesús.
El sepulcro, junto con varios osarios, o cajas de huesos, fue descubierto durante unas obras en una ladera a pocos kilómetros al sur de la Vieja Ciudad. Desde entonces ha sido sellado de nuevo.
Caifás es una figura importante de los evangelios, pues envió a Jesús a los romanos y a la muerte, y una de las afirmaciones de Jacobovici es que el sumo sacerdote no fue tan malo.
En la tumba se encontraron dos clavos de hierro, uno en el suelo y uno dentro de un osario. Según la película, desaparecieron misteriosamente poco después. Jacobovici dice que los rastreó hasta el laboratorio de un antropólogo experto en huesos antiguos, en Tel Aviv.
Y si son de hecho los mismos clavos –corroídos por el óxido y arqueados en el extremo, casi intencionalmente–. ¿fue su desaparición una conspiración o un error logístico? No se ofrece una respuesta definitiva.
De cualquier modo, Jacobovici muestra por qué esos clavos podrían haberse utilizado en una crucifixión, que era una práctica común hace dos mil años. Después ofrece su teoría sobre por qué podrían haberse utilizado en la crucifixión más famosa de la historia.
Si miras todo el episodio, histórico, textual, arqueológico, todo parece apuntar a que estos dos clavos estuvieron implicados en una crucifixión
, declaró. Y dado que Caifás sólo está asociado a la crucifixión de Jesús, sumas dos y dos y parecen sugerir que son los clavos
, añadió.
La Autoridad de Antigüedades de Israel, que supervisó la excavación de Jerusalén, dijo en reacción al estreno de la película que nunca se había demostrado sin ninguna duda que el sepulcro fuera el de Caifás. También dijo que era habitual encontrar clavos en tumbas.