En un acto para conmemorar el 50 aniversario del viaje del ruso Yuri Gagarin al espacio, realizado en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el cosmonauta ruso Nikolai M. Budarin ofreció una conferencia. Aseguró que el futuro cercano para la cosmonáutica es visitar Marte o la Luna.

Destacó que a cinco décadas de la hazaña soviética, 520 personas han sobrepasado la fuerza de atracción de nuestro planeta y llegado al cosmos, de las cuales 110 son de origen ruso. Aseguró que esa nación, como parte de la Estación Espacial Internacional, podría llegar a Marte en 2025 con una misión tripulada.

Durante el acto titulado A 50 años del primer hombre en el espacio, efectuado en el auditorio Javier Barros Sierra de la Facultad de Ingeniería, Budarin, quien ha participado en tres misiones que le han permitido vivir 444 días en el espacio y realizar tres caminatas, apoyó la creación de la Agencia Espacial Mexicana, para sumarla a las 43 que actualmente realizan investigación científica, instrumentación tecnológica y misiones fuera del planeta.

En el encuentro participaron, entre otros, el director de la FI, José Gonzalo Guerrero; el director del Centro de Alta Tecnología de esa facultad, Saúl Santillán, y el embajador de Rusia en México, Valery Morozov, quien habló a los universitarios de la experiencia de su nación en la materia y respaldó el programa espacial de la UNAM.

Luego de la charla del cosmonauta ruso, catedráticos de la FI expusieron los proyectos de colaboración internacional en que participan, con el propósito, sobre todo, de formar especialistas en el área de ingeniería espacial.

Proyectos

Gustavo Medina-Tanco, del Instituto de Ciencias Nucleares, explicó los objetivos del proyecto de colaboración internacional JEM-EUSO, el cual será el primer observatorio de astropartículas de extrema energía.

Estas partículas son las más energéticas que produce el universo, pero llegan muy poquitas, una por cada mil kilómetros cuadrados por año, a la superficie de la Tierra; por eso hay que tener un detector muy grande y la idea es llevarlo al espacio, explicó a La Jornada.

El esfuerzo internacional que se realiza en la construcción de este observatorio reúne a 250 científicos de 80 instituciones académicas de 12 países, entre los que se encuentran, además de México, Japón, Rusia, Francia, Alemania e Italia.

Medina-Tanco dijo que se tiene previsto que dicho detector esté en el espacio entre 2016 y 2017. La responsabilidad de la UNAM en la misión es el subsistema (está dividida en seis) de monitoreo, el cual es como un sistema nervioso que llega a todos los pedacitos del detector para controlar su temperatura, corriente, voltaje, etcétera.

El científico consideró muy bueno el proyecto de colaboración, toda vez que nos da la posibilidad de tener interfases con todas las tecnologías que se emplean y con todas las agencias espaciales que participan.