La participación de las mujeres en los procesos de resolución de conflictos y negociación de la paz sigue siendo una de las áreas de mayor desigualdad de género, expresó la titular del Instituto Nacional de las Mujeres, Rocío García Gaytán, en la mesa redonda Mujeres, paz y seguridad en las Américas, realizada en Washington por la Organización de Estados Americanos.

Aunque la imagen más común de las mujeres en los conflictos es la de víctima, dijo, también son combatientes armadas, personal de apoyo, líderes políticos y de movimientos de paz, de reconstrucción y apoyo después del conflicto, entre una multitud de roles poco visibles, que no son tomados en cuenta en términos de políticas y programas orientados hacia las necesidades de mujeres y niñas.

Según el Departamento de Operaciones de Mantenimiento de la Paz, en misiones de Naciones Unidas la proporción femenina entre el personal militar y de policía es de 3.33 por ciento, mientras en el personal civil de estas misiones ellas constituyen casi 30 por ciento.

En Naciones Unidas representan 6.5 por ciento de las posiciones de alto nivel relacionadas con la paz; mientras la Unión Europea no cuenta con mujeres entre sus mediadores de alto nivel.

Desde 1992 han representado sólo 7.1 por ciento de los integrantes de delegaciones oficiales de negociación, construcción de paz o desarme, en muy pocos casos como mediadoras oficiales; y sólo han representado 2.1 por ciento de los signatarios de acuerdos de paz.

La falta de ponderación de las necesidades de seguridad de las mujeres, aunada a su ausencia en espacios de toma de decisiones respecto de seguridad ciudadana, significa que la política de seguridad de la mayoría de los países de la región ignora a más de 50 por ciento de su población. Esto representa en la práctica que las mujeres tienen menos capacidad y probabilidad de acceder a instancias del sector de seguridad para abordar la violencia que sufren.