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Ver día anteriorDomingo 10 de abril de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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¿La Fiesta en Paz?

De auto(indi)gestiones, senadores y resultados

U

na vez que regresaron a su país de origen los tiovivos 1 y 2, Pablo Hermoso y Diego Ventura, el primero con 10 años consecutivos de visitarnos y el segundo en su primera y calamitosa gira, adquiriendo ambos reses a modo para sus numeritos, vetando sistemáticamente a rejoneadores y a toreros mexicanos, contando con la postración y apoyo incondicional de empresas, medios, autoridades y mecenas, y negándose a aceptar aquí una confrontación entre ambos pero repletas sus alforjas, al comprobar que acá el dinero sobra, si no para promover nuestra fiesta sí para pagar espectáculos ecuestres de rejoneadores ventajistas y espectaculares a públicos ingenuos pero ávidos de emociones o lo que se le parezca, transcribo las percepciones de un ciudadano y un senador españoles sobre autorregulación o autogestión de las empresas, incapaces de hacer fiesta en términos de respeto a la dignidad animal y humana de sus protagonistas principales.

En el interesante portal sevillatoro.com (www.sevillatoro.com/opinion_detalle.asp?id_opinion=400 ), Álvaro Pastor Torres se refiere al arquitecto Pío García Escudero Márquez, para más señas IV Conde de Badarán, presidente del Partido Popular de Madrid (1993-2004), diputado autonómico por esa ciudad, actualmente senador por la misma, portavoz del Partido Popular en el Senado de España, ahijado político de José María Aznar y aficionado a los toros que asiste a la plaza de Las Ventas en Metrobús. Nadie es perfecto.

“García Escudero es, con diferencia? comienza Pastor Torres su texto?, el político del Partido Popular que más activamente se está mojando en público a favor de la fiesta de los toros en estos tiempos, la que está cayendo, cuando hasta sus propios compañeros de partido votaron en el Consejo de Radio Televisión Española (RTVE) a favor de excluir las retrasmisiones taurinas de la televisión pública; y para terminar de rematar la faena el senador popular aclara que fue un error, ‘que no se lo habían leído’ y ‘no sabían exactamente lo que estaban votando’. Pues vaya tela, del guatemala del ostracismo televisivo al guatepeor de la más absoluta irresponsabilidad y dejación de funciones; con políticos así se puede estar la mar de tranquilo en lo referente a los toros… o a lo que se tercie. Y así nos va.” (Cualquier parecido en México es coincidencia.)

“Pero a lo que iba: Pío García Escudero, en una entrevista publicada en el Diario de La Rioja y divulgada urbi et orbi por burladero.com, ha señalado que ‘lo que tiene que hacer el sector es dirigirse hacia la autogestión’. O sea, darle un bidón de gasolina y un puñado de mecheros a una pandilla de pirómanos para que acaben con esto en dos telediarios. ¿Se imaginan la fiesta en manos exclusivamente de los empresarios, los apoderados, los toreros –los que mandan, claro, al resto le iban a seguir dando por ‘do más pecado hay’ como decían los clásicos–, las cuadrillas, los ganaderos, los veedores, la prensa agradecida y otros especímenes de oscura catadura que pululan por el planeta de los toros?

“Y ahonda más el senador conservador: ‘es fundamental que los taurinos establezcan sus propias reglas de comportamiento, de disciplina y control para evitar el fraude’. ¡Ah!, ¿pero hay fraude? Reglas, comportamiento, disciplina, control… y dos huevos duros.

“Don Pío, que seguro es un hombre leído, estudiado y viajado, debe saber bien que esto no es Francia. Allí nos llevan en muchas cosas ‘siglos’ de ventaja, y en la organización de la fiesta ‘milenios’, los mismos que tienen algunos de sus coliseos convertidos en Arenes cuando aquí los taurinos, salvo honrosas excepciones, parece que están más a gusto en el patio de Monipodio”, remata indignado Álvaro Pastor.

Monipodio, según el diccionario quiere decir conjunto de personas que se asocian para fines ilícitos, y una definición más amplia señala que el patio de monipodio es un punto de reunión de ladrones, mendigos, falsos mutilados, supuestos estudiantes y prostitutas, que debían pagar un ‘impuesto de circulación’ para ejercer su profesión con tranquilidad”. Y aléguenle, defensores y divulgadores de una fiesta ya indefendible.