s el título de una exposición fotográfica que evoca los sismos que padecimos en 1985, tanto los de la tierra como el que cimbró a la población capitalina, que no volvería a ser la misma. Los que vivimos esos días nunca olvidaremos dentro de la espantosa tragedia la generosa y solidaria actitud de la gente, que ante la parálisis gubernamental tomó el rescate en sus manos.
Al pie de los edificios derrumbados se hacían cadenas de personas despejando los escombros en busca los que estaban sepultados; salvaron muchas vidas. También hay que recordar a las mujeres que les llevaban alimentos. Fue algo inédito que dio luz a esos días de tristeza y luto. La sociedad se dio cuenta de que la solución de muchos de los problemas estaba en sus manos.
Estas memorias cobran vida nuevamente en la conmovedora exposición que exhibe el Centro Cultural Universitario Tlatelolco con 40 imágenes, una videoinstalación, recortes de prensa y crónicas periodísticas. De las fotografías, 25 corresponden al excelente fotógrafo Bob Schalkwijk. En palabras de la curadora Ana Elena Mallet, estas imágenes rompen con el esquema de la fotografía en blanco y negro de esta tragedia, ya que mediante las imágenes a color, se dota de otra dimensión a la muestra. De las otras imágenes, 15 son parte de la colección Televisa y las restantes las proporcionó el archivo de la Fototeca Nacional.
La exhibición se enriqueció con la colaboración de vecinos de Tlatelolco, que fue de las zonas más dañadas. A partir del material que aportaron los vecinos, jóvenes artistas crearon una serie de postales que se exhiben y pueden ser conservadas por los visitantes. Se incluye una videoinstalación de Laura Soria, en la que ofrece una secuencia de entrevistas que realizó a distintos sobrevivientes de esta catástrofe natural.
Es una exposición que no hay que perderse y aprovechar para disfrutar todo lo que ofrece el Centro Cultural Universitario Tlatelolco, que inauguró la UNAM en 2007 en lo que fue la sede de la Secretaría de Relaciones Exteriores. Está ubicado en el costado suroriente de la Unidad Habitacional Nonoalco-Tlatelolco. La ubicación es privilegiada ya que está delimitado por la zona arqueológica de Tlatelolco y la Plaza de las Tres Culturas, con el imponente templo de Santiago.
El sitio ofrece una vasta y rica oferta cultural. En los cinco mil 500 metros cuadrados recuperados se ubican cuatro de los proyectos iniciales de este centro: Memorial del 68, Colección Blaisten, Unidad de Docencia y Unidad de Seminarios.
El primero invita a la reflexión acerca del papel social del movimiento estudiantil de 1968 como factor de transformación en la lucha en favor de los derechos y las libertades públicas y privadas. Presenta testimonios videograbados, cine, video, fotografía, audio y propaganda.
El segundo es un espacio permanente en el que se exhibe una selección de 150 piezas de la Colección Blaisten con el nombre de arte moderno de México (1900-1960) y que contiene obras de los mejores artistas mexicanos. En otra crónica hablaremos de esta magnífica exposición.
En la Unidad de Docencia se imparten cursos de enseñanza de lenguas e informática dirigidos a niños, jóvenes y adultos. Tiene por objetivo establecer una estrecha relación con las comunidades de la zona norte de la ciudad de México. La Unidad de Seminarios está integrada por el auditorio Alfonso García Robles, tres salas de conferencias, el aula magna y el Salón Juárez.
En las cercanías, en Héroes Ferrocarrileros esquina Buenavista, continúa vivito y coleando después de 77 años el Tijuana, bar -restaurante de prosapia, que en su gran espacio con maderas y con la excelente atención de su antiguos meseros, sigue ofreciendo buena comida tipo español con toques mexicanos. ¿Qué le parece iniciar con caracol de mar al chipotle, después una sopa de ajo con huevo y de plato fuerte estoy entre el chamorro al horno y la rueda de robalo al ajillo. De postre un bartolo de La Vasca con un buen café.
