Se destruyeron anoche los anhelos de Cruz Azul por llegar a su tercera final consecutiva en la Liga de Campeones de la Concacaf. Monterrey rescató el empate a un gol en el estadio Azul y con marcador global de 3-2 se ganó el derecho de jugar la final contra el estadunidense Real Salt Lake City.

Loa aficionados cementeros encontraron pronto al culpable del nuevo tropiezo: el árbitro Francisco Chacón por el penal que marcó a 12 minutos del final. Culeros, le gritaron a la tripleta arbitral que por más que esperaron para irse al vestidor no pudieron evitar la lluvia de proyectiles que les cayó en el camino.

Lo único que le falló a La Máquina en el primer tiempo fue la luz. Al minuto 23 se habían invertido los papeles en esta vuelta de semifinales. Los que estaban contra la pared eran los Rayados, que llegaron con ventaja de 2-1.

Sin embargo, el gol de César Villaluz, quien aprovechó el rechazo del portero Jonathan Orozco a un disparo de Hugo Droguett, emparejó el marcador global y el tanto de visitante de los celestes era suficiente para inclinar la balanza en su favor.

Los Cementeros sufrieron para abrir el marcador. La visita los presionaba bien desde la salida y les impedía encontrar un atajo hacia su meta. La acciones de peligro del cuadro capitalino se resumieron a un tiro de Emanuel Villa, al minuto tres, que pasó a un lado de la portería de Orozco, y un tiro libre que cobró Christian Giménez (17), que salió un poco elevado.

Después del gol parecía que podrían ofrecer más los celestes. Los aficionados empezaron a hacer su parte abucheando a los de La Pandilla cada que tocaban el balón y con olés cuando eran los suyos quienes lo hacían.

No obstante, al minuto 35 falló el alumbrado de un costado de la cancha y todo volvió a equilibrarse cuando el árbitro –previa consulta con los jugadores– decidió que se jugaran los últimos minutos a media luz.

Con el marcador 1-0 en favor de La Máquina nadie podía estar tranquilo. Así ambos salieron a la parte complementaria a buscar el arco contrario, pero hasta los porteros Jesús Corona y Orozco se convirtieron prácticamente en unos espectadores más, con un ir y venir intranscedente.

Al minuto 75 hubo un tiro de Neri Cardozo que causó ligero sobresalto en los Cementeros, porque se fue arriba de la portería.

Pero lo peor llegó tres minutos después cuando el árbitro decretó un penal por falta de Waldo Ponce. Pese a los gritos de Venga Corona, el arquero sólo pudo adivinar hacia dónde fue el tiro de Humberto Suazo, pero no alcanzó a llegar al balón cuando se recostó a su derecha.

El que sí salvó a su equipo fue Orozco, quien sacó con la pierna un remate a bocajarro de Villa.

No fue fracaso: Meza

El técnico celeste, Enrique Meza, lamentó que otra vez se quedaran en la orilla, pero rechazó que la eliminación haya sido un fracaso: Para mí es muy doloroso por todo lo que me une a Cruz Azul; no hemos podido entregar buenas cuentas,

Consideró que les marcan muchos penales injustos –aunque no pudo asegurar que el de ayer no lo fuera–, pero dijo que no es peleando ni discutiendo como se arreglará este problema.

Su colega Víctor Manuel Vucetich, mientras tanto, reconoció que no fue un juego brillante, aunque sí excitante por el riesgo en que estaban ambos equipos, pues un gol de cualquiera era determinante.

Indicó que en la final no puede haber favoritos, que el futbol estadunidense ha crecido mucho y su mejor representante es el Salt Lake City.