Rindieron homenaje al tenor español por sus 70 años de vida
Gabriel García Márquez y su esposa asistieron al Auditorio Nacional
Jueves 31 de marzo de 2011, p. 4
Desde la aparición de Plácido Domingo sobre el escenario, podía advertirse que la del martes sería una noche especial en el Auditorio Nacional.
Era claro que el público, al agotar las 10 mil localidades del recinto, quería celebrarlo, apapacharlo, y así lo hizo desde el principio, con estridentes ovaciones que fueron in crescendo conforme transcurrió la velada, para terminar de forma febril, convertida la concurrencia en un monumental coro que entonó de manera espontánea Las Mañanitas.
Esta presentación del tenor español, a la que asistieron el Nobel colombiano Gabriel García Márquez y su esposa, Mercedes Barcha, ocurrió en el contexto del festejo por sus 70 años de vida.
El cantante estuvo acompañado por la soprano de origen argentino Virgina Tola, así como por la directora mexicana Alondra de la Parra al frente de la Orquesta Sinfónica de Minería.
Más de dos horas y media de un concierto variopinto, cuya primera parte estuvo dedicada al bel canto, con arias y dúos de las óperas Andrea Chénier y L’amico Fritz, así como romanzas de La tabernera del puerto y Luisa Fernanda.
En la segunda parte, el público terminó por rendirse al intérprete, quien, en solitario o en dueto, dio cuenta de boleros, como Júrame o una atrevida versión de Bésame mucho, de María Grever y Consuelito Velázquez, respectivamente.
Tras casi dos horas, parecía que el recital había terminado, pero la insistencia ensordecedora de los palmoteos, silbidos y gritos del público obligaron al tenor y la soprano a salir para regalar como encore un dúo más de zarzuela y, en voz de Victoria Tola, Estrellita, de Manuel M. Ponce.
Apenas concluyó la última pieza cuando, de forma inesperada, irrumpió sobre el escenario el Mariachi Vargas de Tecalitlán con el Son de la negra y, tras ello, apareció Placido Domingo vestido con elegante traje de charro en negro y botonadura plateada para dar cuenta de tres emblemáticas piezas de José Alfredo Jiménez: Paloma querida, Ella y El rey.
La oficina de Presidencia informó que al término del concierto, durante una cena en Los Pinos, Felipe Calderón entregó un reconocimiento al tenor.