Rangún, 25 de marzo. Al menos 74 muertos y 125 heridos dejó el terremoto de 6.8 grados en la escala de Ricther que sacudió el jueves Myanmar, mientras una serie de réplicas provocaron pánico en las vecinas Tailandia y Laos, donde sólo hubo daños menores.

Según informaciones de la región, la ciudad de Tali fue la más afectada, señaló este viernes un funcionario del régimen militar en Rangún.

En Tali y Tachilek, cerca de la frontera con Tailandia, fallecieron 74 personas y 125 resultaron lesionadas. El sismo destruyó 244 viviendas, nueve oficinas del gobierno y 14 monasterios budistas, reportaron las autoridades. Sin embargo, se teme que la cifra de víctimas mortales aumente.

La región nororiental está aislada y la información llega lentamente.

La sociedad integrada por la Cruz Roja y la Media Luna Roja envió mil paquetes de ayuda al área, pero el acceso es difícil.

Lleva unos cuatro días alcanzar el área afectada en automóvil desde Rangún y sólo hay vuelos dos días a la semana a Tachilek, expresó Médicos sin Fronteras en un comunicado.

En Chiang Rai, norte de Tailandia, una mujer perdió la vida al ser aplastada por un muro, dieron a conocer medios locales. Muchos turistas se lanzaron a las calles y no se atrevieron a volver a sus hoteles, mientras los servicios de emergencia se pusieron en alerta.

El terremoto se sintió hasta la capital Bangkok y en el norte del país hubo cortes de electricidad y problemas con las redes de telefonía móvil. En Laos sólo se reportaron escenas de pánico.

Una réplica de magnitud 5.5 sacudió Tailandia el viernes, pero sólo provocó daños limitados, aunque se pidió a los habitantes de la zona próxima al epicentro que evacuaran sus casas.

El sismo del jueves tuvo su epicentro a 111 kilómetros al norte de Chiang Rai, la provincia más septentrional de Tailandia y zona poco poblada y montañosa. Forma parte del Triángulo de Oro, un popular destino turístico que es famoso por el cultivo ilegal de opio.

Ante el temor a más réplicas, los habitantes del distrito de Mae Sai, a 60 kilómetros del epicentro, dejaron sus casas y empezaron a montar refugios temporales en espacios abiertos.