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Reportaje /Día Mundial del Teatro

El quehacer escénico en México está más vivo que nunca

Las vacas sagradas ceden paso a nuevas generaciones

Reducción de funciones y voracidad comercial, entre los escollos

El dinero se va a la guerra contra el narco, dice Julieta Egurrola

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Elenco de la obra de teatro Achorus Line, durante una sesión fotográfica en el Centro Cultural TelmexFoto Cristina Rodríguez
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Escena del montaje de El jardín de los cerezos, de Chejov, con la Compañía Nacional de TeatroFoto Marco Peláez
 
Periódico La Jornada
Sábado 26 de marzo de 2011, p. 2

México se une este fin de semana a la celebración instaurada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), del Día Mundial del Teatro, este domingo, con un quehacer escénico más vivo que nunca, pero en plena transformación en cuanto a las formas de concretar los proyectos artísticos.

Así opinan algunos integrantes de la comunidad teatral que hoy día reconoce que las vacas sagradas o los sacerdotes teatrales ceden su nicho a nuevas generaciones de dramaturgos, escenógrafos, directores, actores y promotores culturales, entre otros, quienes apuestan por un trabajo colectivo más allá de egos y gurús.

Consultados por La Jornada, también reconocen varios problemas que acechan la continuidad de su entusiasmo por construir un teatro útil a la sociedad y con la más alta calidad: la reducción, cada vez más frecuente, del número de funciones, la voracidad del teatro comercial, la omnipresente duda respecto de los criterios de otorgamiento de becas y financiamiento oficiales, el adelgazamiento de recursos para la producción de obras, así como políticas culturales que deben replantearse.

Por crear nuevos públicos

En ese panorama aparece como un faro el mensaje que a propósito del festejo promovido desde 1961 por el Instituto Internacional del Teatro de la Unesco ofreció hace un par de días la dramaturga e historiadora ugandesa Jessica A. Kaahwa, titulado Un discurso en favor del teatro como servicio a la humanidad.

La especialista dijo a los teatreros del mundo: La celebración de hoy es un reflejo fiel del inmenso potencial que posee el teatro para movilizar comunidades y tender puentes.

En particular, invitó a reflexionar sobre la posibilidad de proponer al teatro como herramienta universal de diálogo, transformación y reforma social. Mientras las Naciones Unidas gastan colosales cantidades de dinero en misiones de paz por todo el mundo, por medio del uso de las armas, el teatro es una alternativa espontánea, humana, menos costosa y de lejos, mucho más poderosa. Si bien puede que no sea la única respuesta para conseguir la paz, el teatro debería ser incorporado sin duda como una herramienta eficaz en las misiones de paz.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Hábitos, Prácticas y Consumo Culturales que realizó el año pasado el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 67 por ciento de las personas consultadas nunca ha visto una obra de teatro.

Ese es uno de nuestros grandes problemas: las personas no saben lo que es el teatro, explica Gilberto Guerrero, director de la Escuela Nacional de Arte Teatral (ENAT) del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), quien recuerda la experiencia que tuvo al administrar durante ocho años el teatro Santa Fe del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), cuando estaba al frente de la compañía Perro Teatro.

“Trabajamos en una zona olvidada por las políticas culturales de la Federación y de la ciudad, en un teatro hermoso, creamos un público donde no lo había; lo dejamos con piso, butacas y vestuario nuevos. Pero hoy está vacío. Eso quiere decir que gran parte de los recursos que nos dio entonces el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) y el IMSS se fueron a la basura, así como nuestro trabajo.

Por eso continúa siendo una materia pendiente la creación de nuevo público. El INBA y las universidades deberían retomar programas como el carro de comedias, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), porque es urgente que el público reconozca lo que es el teatro, algo que lo alimenta, algo placentero.

El también politólogo y director de escena detalla que una de las peores cosas que le ocurren al teatro en el país son “ese grupo de seudopromotores que llevan productos horrendos a los estudiantes de bachillerato. Son compañías de teatro hechizas o con actores improvisados que presentan, por ejemplo, Edipo Rey en un montaje hecho en dos semanas.

Además, hay corrupción porque el maestro se lleva una comisión de lo que cobran a los chicos. Rentan teatros que llenan con un mercado que va a fuerza, claro, les deja muchas ganancias en poco tiempo y con poco esfuerzo. En este asunto, que es responsabilidad de las autoridades que supervisan los programas de teatro escolar, falta mucho por hacer, pues hay que ser muy cuidadosos con lo que se presenta a los jóvenes para no ahuyentarlos para siempre de los foros.

Rumbo no muy claro

En opinión de Mario Espinosa, director del Centro Universitario de Teatro (CUT) de la UNAM, en la actualidad tenemos mucho teatro, hay mucha gente haciéndolo; las salas no están vacías, pero al mismo tiempo hay un reacomodo de las formas de comunicarse con el público y deconstruir proyectos.

Quien se desempeñó como secretario ejecutivo del Fonca, reco-noce que el rumbo no está muy claro para el teatro en estos días, pero hay una gran actividad, es un momento donde se reúne enorme energía que está a punto de parir una nueva época, la cual tendrá mucho que ver con la autonomía de los proyectos artísticos, no necesariamente autofinanciables, pero sí económicamene racionales.

Al respecto, el ex coordinador de las tres ediciones del programa de financiamiento México: Puerta de las Américas, sostiene que a la máxima casa de estudios le toca estar presente en esos cambios: “trabajamos en varios frentes para alimentar esos movimientos teatrales. El CUT es una de las escuelas de mayor porcentaje de egresados activos, para seguir siendo así debemos hacer transformaciones de acuerdo con las necesidades de la época, enlazarnos con los movimientos creativos actuales.

Trabajamos en tres frentes: en lo interno, en la renovación de nuestros planes de estudio; estando en contacto con los colegas de otros estados, y vinculándonos con movimientos internacionales. Mientras sigamos pensando que en el teatro sólo hay feudos estaremos perdiendo el tiempo; debemos unir fuerzas para construir un movimiento nacional de teatro.

Supresión de programas culturales

Asimismo, la actriz Julieta Egurrola destacó la falta de un programa integral en materia cultural y la reducción de presupuesto no sólo para teatro, sino otras manifestaciones artísticas, lo que ha provocado la desaparición de programas importantes, por ejemplo Mexicano a escena, Instrumenta o la situación que sufre la escuela que fundó Guillermina Bravo.

Tenemos que ver cómo está el país, de ahí desprender cuál es la situación de la cultura y después el caso específico del teatro. El dinero se va a la guerra contra el narcotráfico, al bicentenario, a las campañas políticas, señaló.

Integrante de la Compañía Nacional de Teatro (CNT), comenta que aunque la situación es crítica, tiene el privilegio de estar trabajando, pues en dos años y siete meses se han montado 15 obras. Además, celebró la aprobación de la iniciativa de estímulos fiscales para producir teatro y espera brinde resultados.

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Escena de la obra Escaramuza, en el Museo de Historia Natural, el pasado octubreFoto María Meléndrez Parada

En su opinión, las aparentes temporadas cortas son resultado de que la CNT no tiene un teatro propio, por lo que dependen de los tiempos de los recintos de Bellas Artes, sin embargo, se crea un repertorio y las obras se presentan en varios teatros a lo largo del año, incluso El jardín de los cerezos y Desazón comenzarán giras por varios estados.

Abaratamiento de la cultura

El coordinador del Colegio de Literatura Dramática y Teatro de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, Tibor Bak-Geler Geler, también coincide en afirmar que en México se hace mucho teatro, pero puntualiza que va de la mano con un abaratamiento de la cultura.

Si bien en el Distrito Federal 56.7 por ciento de los encuestados por el CNCA dijo que sí ha ido al teatro, 6.3 por ciento de los que asistieron los recientes 12 meses a alguna función, lo hicieorn en el Blanquita o el Insurgentes, en contraste con el 1 por ciento que fue al teatro al Palacio de Bellas Artes o a algún centro cultural.

Las programaciones de las instancias que debieran fomentar la creación artística de punta se preocupan por llenar salas no con propuestas novedosas, sino basadas en estudios de mercadotecnia, muy comerciales. Se olvidan que al público también se le puede educar no obstante estar en un mundo globalizado, mercantilista y consumista, añade el escenógrafo, pintor y teatrólogo.

Sé que el teatro en México atraviesa por una transición, pero no sabemos hacia dónde va, continúa. Desde la academia vemos que hay grupos que manejan sus intereses particulares y eso se refleja en cómo se distribuye el poco apoyo que hay, en cuanto a las becas, todos sabemos cómo se manejan. Habría que replantear la misma política cultural del país.

Bak-Geler señala que los estudiantes universitarios de teatro centran su atención y talento en los monólogos o en obras con pocos recursos para mantener una movilidad que no existía. Nada que ver con “escenografías fastuosas y escandalosamente costosas como las de la CNT, en las cuales, además, el valor artístico de la obra deja mucho que desear. Así, hay esos extremos de fastuosidad y megalomanía de algunos y, por otro lado, la realidad, el regreso a un tipo de arte povera, pero no pobre en propuesta artística”.

Gilberto Guerrero, director de la ENAT coincide con Tibor Bak-Geler en señalar que se esperaría otra cosa de la CNT, en particular, “más funciones. Alarma que las temporadas de teatro, en general, sean cada vez más pequeñas; no se pueden morir montajes en 12 funciones, mucho menos en dos o tres. Es caro, es injusto socialmente gastar dinero en algo que sólo se verá unas cuantas veces.

“Sí, se percibe un horizonte diversificado y vital en el teatro nacional, sobre todo porque quienes somos maestros no nos convertiremos en las vacas sagradas que fueron nuestros mentores, es más sano. Los proyectos ya no son del gran sacerdote director, sino un trabajo colectivo. Antes eran las familias de los maestros (Ludwik) Margules, (Héctor) Mendoza. Ahora hay una base más amplia y diversificada, y eso es síntoma de vitalidad.”

Susana Meza, coordinadora de Tepito Arte Acá, teatro con identidad, afirma: “veo un teatro poco vinculado con el público; como público estamos expuestos a la ‘aburrición total’ o al sentimiento de culpa por ser más personas en el escenario que en las butacas (además de que entre esos pocos asistentes, entrar con cortesía es la norma). Creo que, por un lado, hay necesidad de una educación artística más intensa a niveles básico, medio y medio superior, para generar un hambre por el arte en capas de la población más extensas. Por otro lado, veo la necesidad de programadores de teatro comprometidos no sólo con la generación de contenidos sino de públicos. Finalmente, veo que las compañías independientes necesitamos más productores, promotores y gestores de teatro, para que nuestros esfuerzos creativos no queden a la deriva en un ambiente social hostil a la creación escénica. Hay que vincularnos con la gente. Sin público, el teatro es como hacer el amor a uno mismo: una chaqueta.

Deterioro del tejido social

En opinión de Sebastián Liera, egresado del CUT y profesor en la Escuela Superior de Artes de Yucatán, “el oficio y ejercicio del teatro en México es un botón de muestra del deterioro en que se encuentra el tejido social, debido a las erráticas políticas públicas emprendidas por los tres niveles de gobierno y sus poderes republicanos, así como las criminales prácticas comerciales de los poderes fácticos que operan desde la iniciativa privada y la lamentable ausencia de procesos organizativos por parte del así llamado tercer sector y la no menos cómplice ‘comunidad teatral”’.

Integrante de la asociación civil Teatro Hacia el Margen y colaborador de las compañías Murmurante Teatro Producciones y Borba Teatro, Liera añade que “al sector público no le interesa en lo mínimo cambiar la práctica de saqueo en que tiene sumido al país, y eso se refleja en las políticas culturales que atañen directa e indirectamente al quehacer teatral en México.

“Lo más ‘progresista’ fue la creación del artículo 226-bis de la Ley del impuesto sobre la renta (ISR), que, por un lado, a pesar de sus virtudes, puede convertirse en la renuncia de la administración pública a subvencionar la producción teatral y, por otro, resulta bastante limitada ante la constante reducción del presupuesto en materia cultural y la creciente implementación de impuestos como el impuesto especial a tasa única, por no hablar de los mecanismos siempre cuestionados que enmarcan la toma de decisiones respecto de qué proyectos son susceptibles de ser apoyados por el fideicomiso correspondiente.”

Su visión desde una entidad de la República es que la aparición del artículo 226-bis de la ley del ISR, “no basta para detener el deterioro en que se encuentran las casas de cultura del país y los centros culturales de las universidades en los estados.

“Las bondades de la reforma legislativa empujada por la senadora María Rojo y la ‘comunidad teatral’ brillarán por su ausencia en dichos espacios y no alcanzarán a modificar el quehacer escénico en éstos, donde la mayoría de los directores reproducen las fórmulas harto sobadas de antiguas glorias haciendo de lo que debería ser una experiencia vital una mera pieza de museo.”

Así es, a grandes rasgos, ese teatro mexicano, vivo, pero lleno de contradicciones que este fin de semana está de fiesta.