El presidente Felipe Calderón promulgó ayer la Ley sobre Refugiados y Protección Complementaria, con lo que México reafirma su compromiso con las causas humanitarias y la búsqueda de soluciones que contribuyan a la paz y a la seguridad internacional.

La nueva norma –añadió– coloca a México a la vanguardia en la lucha por la defensa de los derechos humanos, en un contexto mundial en el que aumentan los casos de personas perseguidas por motivos raciales, religiosos o políticos.

La firma de esta ley, por parte del Presidente, constituye la parte final de un trabajo conjunto de diversas instancias del Ejecutivo, antes y después de que este proyecto fuese enviado al Congreso en mayo de 2010.

El titular de la Secretaría de Gobernación, José Francisco Blake Mora, no asistió a la ceremonia. Integrantes de su equipo dijeron que su jefe sí estaba en Los Pinos, en reunión con senadores panistas, aunque el responsable de la política interna en realidad no pudo incorporarse al estrado porque llegó tarde a la cita.

Alrededor de las 8:35 de la mañana, en la escalinata de la Casa Miguel Alemán de la residencia oficial, el presidente Calderón inició su discurso con un recuento de la tradición de México de dar cobijo a quien es perseguido en otras naciones. A unos metros de distancia, en los jardines de Los Pinos, llegó el secretario Blake, quien de inmediato fue informado por su equipo que la ceremonia ya había iniciado. El funcionario dio vuelta en sentido contrario al lugar en que se realizaba el acto.

El mandatario continuó con su mensaje, en el que pidió trabajar para evitar que las personas se hallen en peligro tan sólo por motivos raciales, religiosos o políticos o simplemente por adoptar un determinado estilo de vida. Sin lugar a dudas, debemos trabajar para evitar que estas situaciones ocurran, pero en muchas partes la guerra, el odio y la persecución siguen siendo una lamentable realidad, alertó.

La ley incluye una definición integral y completa de refugiado, condición con la que el extranjero tiene derecho a residencia permanente en México y prevé que no se devolverá a ningún solicitante o refugiado que peligre su vida, libertad o seguridad. Tampoco se sancionará a quien ingrese al país de forma irregular porque es perseguido y no se discriminará a quien busque la reunificación familiar por esta vía. Por el contrario, los refugiados tendrán derecho al trabajo, acceso a la salud y a la educación; por ejemplo, podrán afiliarse al Seguro Popular.

El Presidente aseveró que México ha sido y seguirá siendo un hogar para quienes buscan refugio, sector que con el paso de las décadas ha realizado contribuciones al desarrollo de nuestro país.

También reconoció a quienes hicieron posible esta nueva ley (organismos internacionales, nacionales, públicos y privados) pero de manera especial a los legisladores, por colaborar en este proyecto, muestra de lo que podemos hacer cuando trabajamos unidos por un objetivo común.

A nivel mundial existen alrededor de 10 millones de refugiados, es decir, quienes viven al amparo de naciones generosas que les han ofrecido protección.

Según estadísticas de Gobernación, de 2002 a la fecha 4 mil 251 extranjeros han solicitado permanecer en México en calidad de refugiados, de los cuales se ha reconocido esta condición a 21.18 por ciento (845 personas); es decir, no se aceptó la petición de mil 349; mil 125 desistieron de la solicitud y 671 abandonaron el trámite.

La Coordinación General de la Comar reporta 170 casos de reunificaciones familiares, registradas a partir de 2003, y 71 refugiados, por mandato de las Naciones Unidas, cambiaron de característica migratoria.

Entre los países con más solicitantes destaca Honduras, con 578 casos en el periodo 2002-2010, seguido de El Salvador (454), Colombia (435), Cuba (348), India (307) y Haití (264).