Las remesas de mexicanos residentes en el extranjero sumaron el pasado noviembre mil 623.18 millones de dólares, el monto más bajo desde febrero de 2010, informó el Banco de México (BdeM).

Con ese flujo el total acumulado de enero a noviembre de 2010 fue de 19 mil 506.04 millones de dólares, que lo ubica como el periodo más bajo desde 2007, cuando se desató la mayor crisis financiera en Estados Unidos desde la gran depresión. De acuerdo con el banco central, el mayor volumen de recursos de enviados por los migrantes mexicanos llegó en 2007, cuando se recibieron 24 mil 86.6 millones de dólares.

Desde entonces el descenso ha sido constante, pues para 2008 las remesas retrocedieron 729.3 millones respecto del periodo enero-noviembre del año anterior, es decir, 3 por ciento abajo. La misma tendencia se presentó en 2009, cuando los envíos de dinero se quedaron en 19 mil 621.09 millones de dólares, lo que representó un desplome de casi 16 por ciento respecto del año anterior, y de 18.5 por ciento si se le compara con el máximo histórico de 2007. La caída no se detuvo en 2010, con 0.58 por ciento menos que el año anterior. Si se toman como referencia los tres años anteriores, las remesas han retrocedido 19 por ciento.

De acuerdo con el reporte mensual sobre el flujo de recursos enviados por los trabajadores migratorios a sus familiares en territorio nacional, elaborado por el banco central, el dinero que fue remitido en noviembre por los mexicanos residentes en el extranjero resultó, además, 5.99 por ciento menor a los mil 726.66 millones remitidos durante octubre.

El seguimiento que da la institución al comportamiento de las remesas detalla que el número total de envíos también cayó en noviembre en casi 423 mil operaciones, 7.4 por ciento menos que las correspondientes al mes anterior, aunque el monto de cada envío aumentó en 4.62 dólares, es decir, cada remisión fue durante el mes de referencia de 307.05 dólares en promedio, frente a 302.43 dólares de octubre.

En un análisis económico sobre las remesas, el grupo financiero BBVA Bancomer explicaba el pasado noviembre que si bien la recesión en Estados Unidos había terminado, la creación de empleos será lenta y aunque resultará ligeramente mejor para los migrantes, eso tendrá un impacto negativo para el monto de los recursos que se envían a México. Nuestro pronóstico de crecimiento de las remesas al finalizar 2010 se ubica en un rango de entre menos 2 y 2 por ciento anual en dólares. Aunque las remesas podrían cerrar el año en terreno positivo y el siguiente año seguir su tendencia creciente, todavía estarán lejos de los niveles máximos logrados en 2007. Prevemos que será hasta 2012 o 2013 cuando se puedan lograr cifras similares a esos máximos históricos, indicaba el análisis.

Refiere que los trabajadores mexicanos en Estados Unidos padecieron durante la crisis económica las tasas de desempleo más altas de que se tenga registro, cercanas a 13 por ciento, lo que equivale a tres puntos porcentuales arriba de la tasa general. Esto, dice, implicó la destrucción de 600 mil empleos para este grupo de población, y aunque la situación parecía haber mejorado en octubre de 2010, la tasa de desempleo para este grupo de trabajadores se ubicaba en 11 por ciento, lo que se traducía en un volumen de 1.6 millones de trabajadores de origen mexicano en el desempleo.

En esas condiciones y debido a que las condiciones de empleo podrían haber mejorado para los mexicanos en Estados Unidos, las remesas detuvieron en el primer trimestre de este año la caída en dólares que venían mostrando desde el segundo semestre de 2008.

Pero, acotan los analistas, el crecimiento de las remesas dependerá en gran medida del comportamiento del empleo y, particularmente, en del sector de la construcción, donde labora la mayor parte de los migrantes mexicanos.