Coatzacoalcos, Ver., 25 de diciembre. Mundo Nuevo es un pueblo de obreros de la construcción y de la industria petrolera que se erige a la sombra de las altas torres del complejo petroquímico de Pajaritos. Sus 20 mil habitantes viven y se desarrollan sobre 26 ductos y derechos de vías de Petróleos Mexicanos (Pemex) sin que tengan información acerca del tipo de producto que se transportan por esas tuberías, ni la toxicidad, flamabilidad o explosividad.

Miguel Ángel López Argüelles, regidor de Protección Civil, precisa que es necesario que el atlas de riesgo del gobierno estatal contenga tales datos, pues por ahora lo único que conocemos es el diámetro del ducto, de lo demás, nada.

Para Pemex y los gobiernos del estado y municipal, uno de los grandes pendientes sociales es dar a conocer el riesgo potencial al que está sujeta la población de Mundo Nuevo en caso de un accidente como el ocurrido el domingo pasado en un ducto de San Martín Texmelucan, Puebla, que causó la muerte de 29 personas, agrega López Argüelles.

Se requiere una evaluación real de los riesgos que enfrentan los habitantes de Mundo Nuevo, así como aquellos que concurren a los centros comerciales establecidos en las cercanías del crucero de la carretera a Nanchital.

Mundo Nuevo y sus 20 mil habitantes es un caso de la agenda nacional y estatal por las repercusiones sociales que tiene al permitirse la creación de ese asentamiento humano en los derechos de vías y que sobre ellas se realicen obras de infraestructura urbana, a sabiendas del peligro que encierra, por la ocurrencia de un fuga, derrame, explosión o incendio en uno de los ductos.

Los habitantes viven aferrados a la esperanza de que no ocurra una fuga de gas, de amoniaco, de crudo, de hidrocarburo o cualquier sustancia que Pemex-Petroquímica, Pemex-Exploración y Producción o Pemex-Refinación mueve por debajo de la tierra en la que han levantado sus casas.

La creación de asentamientos humanos sobre terrenos surca-dos por ductos o instalaciones petroleras ocurre en toda la entidad. Por ejemplo, más de una veintena de asentamientos precarios rodean el complejo petroquímico de Cosoleacaque, que procesa amoniaco, y en Minatitlán la refinería Lázaro Cárdenas del Río ha quedado en medio de la ciudad.