Nos dieron un terreno, a cambio les entregaremos muy pronto el mercado completo, para que ustedes lo administren, remarcó el cardenal Norberto Rivera Carrera poniendo una mano sobre el hombro izquierdo del jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard Casaubon.

Sin mencionar el nombre, el prelado agradeció profundamente al gobierno de la ciudad (entonces encabezado por Andrés Manuel López Obrador), que en aquel tiempo (2003) donó el terreno a la Fundación Plaza Mariana para que se ampliara el atrio de la Basílica de Guadalupe y se construyera la plaza. Junto con ellos empezamos esta obra.

El rostro del mandatario capitalino se mantuvo impávido, mirando en dirección a la Basílica. A su derecha el empresario Carlos Slim escuchaba atento el discurso del prelado.

Antes de sentarse, Rivera Carrera volvió a poner la mano en la espalda de Ebrard Casaubon, quien en esta ocasión volteó a verlo y sonrió.

Llegó el turno de que el mandatario local emitiera su mensaje. Antes de levantarse cruzó algunas palabras con el cardenal.

Ya con el micrófono soltó: Por supuesto que nos van a entregar el mercado, qué bueno. Ya te ponemos palomita, un problema menos.

Ebrard Casaubon precisó que lo que hizo la administración anterior de la ciudad fue poner a disposición de la Basílica de Guadalupe un predio muy grande, y mover comerciantes, a quienes el gobierno delegacional apoya económicamente cada mes, con el propósito de que se pudiera edificar lo que ahora estamos viendo, que es una realidad.

Advirtió que cuando se hizo la construcción de la nueva Basílica, no se pensó o no se pudo resolver, o no les dio tiempo tal vez, para hacer todos los servicios para el flujo más grande de personas que tenemos aquí, que son alrededor, solamente en estas fechas, de entre cinco y siete millones. Lo cual lo convierte en el santuario religioso más visitado del mundo, incluso más que San Pedro, en el Vaticano.

Tras agradecer el apoyo de Carlos Slim, subrayó que cuando se trabaja en equipo hay buenos resultados.

Al ser cuestionado por los reporteros sobre si ya había limado asperezas con Rivera Carrera, el jefe de Gobierno aclaró: cada quien tiene su convicción; las convicciones no se liman.

–¿Le pidió la renuncia de Hugo Valdemar, vocero de la arquidiócesis de México? ¿Habló con el cardenal sobre los comentarios publicados en el semanario Desde la Fe?

–No fue tema del día.

–Entonces, ¿ya hicieron las paces?

–Tú dirás –reviró.

–¿Y las palmaditas que le dio el cardenal?

–Están agradecidos por mi conducta, con el gobierno de la ciudad de México por haber proporcionado el predio, haber invertido más de 70 millones de pesos para que los comerciantes estén fuera, y finalmente es gratitud. Bueno, estamos en paz –concluyó.

Hace dos semanas, por medio del semanario Desde la Fe, la arquidiócesis criticó que durante la Cumbre Mundial de Líderes Locales y Regionales, que organizó el gobierno capitalino, se presentó al DF como una ciudad de vanguardia.

Más que vanguardia, estamos ante una ciudad en retroceso en su sentido de humanidad y en su calidad de vida para los habitantes. Más que vanagloria debería haber un sentido de vergüenza, crítico de las inmensas deudas sociales que se tienen.

En publicaciones anteriores se ha cuestionado la aprobación de la interrupción del embarazo antes de las 12 semanas de gestación y los matrimonios entre parejas del mismo sexo.