Panamá, 23 de noviembre. La mitad de los latinoamericanos portadores del virus de inmunodeficiencia humana (VIH/sida) tienen acceso a los antirretrovirales, y el mayor porcentaje de posibilidad de obtenerlos está en el mundo desarrollado, publicó este martes el Programa de Naciones Unidas sobre el VIH/sida (Onusida).

De 2 millones que han contraido el VIH en América Latina, casi un millón requieren antirretrovirales, señaló el oganismo mundial al divulgar en Panamá un informe anual regional sobre el sida.

“En 2008, en América Latina estábamos reportando una cobertura de 48 por ciento en antirretrovirales, que es la más alta del mundo en desarrollo. En estos momentos vamos ya por el 50 por ciento, dijo a Afp César Antonio Núñez, director del Onusida para la región.

Se supone que en los países de ingresos altos hay una cobertura de 100 por ciento, explicó Marjolein Jacobs, asesora regional de información del organismo de la ONU.

Sin embargo –precisó–, en las naciones en desarrollo el acceso a los antirretrovirales es restringido. Por ejemplo, en África subsahariana es de 37 por ciento; Asia oriental, meridional y sudoriental, 31 por ciento; Europa oriental y Asia central, 19, y Medio Oriente y África del norte, 11 por ciento.

A escala mundial, 36 por ciento de los portadores del VIH tienen acceso a estos medicamentos, según la agencia de la ONU, que difundió este martes en Ginebra su informe mundial 2010 sobre el sida.

Este 50 por ciento es un promedio de la región, donde hay naciones con economías más fuertes, como México, Argentina o Brasil, donde el acceso real es de entre 80 y 90 por ciento, y en otros con economías más modestas, la posibilidad de que los afectados por el sida los obtengan es de 20 a 30 por ciento, añadió Núñez.

Dijo que los países con acceso más restringido a dichos antirretrovirales son algunos de la zona andina y centroamericana.

El cuadro de fármacos básicos para tratar a una persona con sida ha bajado de precio en la región, pasando de 10 mil dólares anuales, hace una década, a 200 dólares.

Sin embargo, cuando una persona requiere medicamentos más específicos, el tratamiento supera los 15 mil dólares al año, advirtió Núñez.

Volvemos a la situación de hace 10 años en cuanto a los costos, lo que tiene implicaciones importantes a la hora de elaborar los presupuestos nacionales, señaló.

Los países latinoamericanos destinaron en 2009 más de mil 700 millones de dólares en la compra de fármacos y campañas para prevenir la pandemia.

El sida se ha convertido en una infección crónica porque si toman su tratamiento, los afectados realmente pueden vivir indefinidamente. Hay personas que están usando los fármacos desde 1987, dijo el reprentante regional del Onusida, quien afirmó que en América Latina la epidemia se ha estabilizado.

En la actualidad, cerca de dos millones de latinoamericanos viven con el VIH, de los cuales 950 mil requieren antirretrovirales, y de éstos, 478 mil tienen acceso a ellos, según el organismo.

En 2009, más de 100 mil personas contrajeron el VIH en la región, mientras 70 mil perecieron por complicaciones del sida.

Por grupos sociales, los homosexuales, las sexoservidoras y los consumidores de drogas intravenosas continúan como los más afectados.

La gran deuda sigue siendo el tema de la prevención, dijo Núñez, para quien la discriminación de los grupos de riesgo continúa como la segunda epidemia que tenemos que enfrentar.

En este aspecto, el director ejecutivo del Onusida, Michel Sidibé, se congratuló por las palabras de Benedicto XVI quien –en un libro entrevista– admite el uso del condón en ciertos casos. Aunque el funcionario de la ONU considera este anuncio como significativo y positivo, en particular para países como Brasil, en información publicada el lunes pasado, el Vaticano señala que se trató de una mala traducción de la conversación, y que el pontífice no justifica el uso del preservativo.

Según Sidibé otros avances están por llegar. En el contexto de la revolución de la prevención, se esbozan decisivos progresos gracias a las pruebas de un nuevo gel microbicida, que suscitan esperanzas para toda una generación de mujeres, asegura.