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Disquero
Alfred Brendel se fue pero se queda
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Periódico La Jornada
Sábado 6 de noviembre de 2010, p. a20

Si uno dice Mozart y sonríe, entonces uno dice Brendel y el gesto del alma se torna sonoro.

Fuera de serie, personaje peculiar, el maestro austriaco Alfred Brendel se despidió de la vida de conciertos con un recital, el 14 de diciembre de 2008, en Hamburgo, y cuatro días después un concierto con la Filarmónica de Viena.

Esas sesiones fueron transmitidas por las radios alemana y austriaca. Y ahora fueron recogidas en el álbum doble The Farewell Concerts (Los conciertos del adiós).

La sabiduría del maestro Brendel le dictó el argumento: me voy en el momento en el que todavía siento que puedo aportar algo en mis interpretaciones musicales. Si añadí un nuevo episodio, por ejemplo, a mi historia de amor con la Sonata K 533/ 494 y ofrecí nuevos frutos con el K 271, seré muy feliz.

Usted lo será, maestro Brendel, porque nos hace muy felices, responde uno después de escuchar este par de obras en manos de un mozartiano mayor.

Si un melómano puede ya responder una pregunta tan difícil como, ¿cuál es tu compositor favorito? y uno dice Volfi Mozart de inmediato, entonces podrá reconocer el exquisito toque mozartiano, sonreirá con ternu-ra con los guiños cariñosos que pueblan las partituras de Wolf Gang Gang Wolf, reirá a carcajadas con las bromas que gasta todo el tiempo Wolfangus Amadeus Muzartus, se elevará cenitalmente con los momentos más sublimes en los que dejó su alma impresa el Amado Amadeo.

Volfi Mozart, Wolfgang Amadeus Most Art. Wolfgang Amadeus Bromas, Volfi Musas, Wolfgang Mustard, Wolfgang Amadeus Al Almorzar. Volfi, querido Volfi.

Este par de regalos mozartianos en el disco postrero, doble, de Brendel, son apenas atisbos del monumento que lega: además de Mozart, obras de Haydn, Beethoven, Schubert y Bach, que son los autores que eligió el maestro para ocasión tan especial y con quienes se identifi-có en los 60 años en que pisó los escenarios más importantes del orbe.

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La decisión brendeliana remite al momento en que Glenn Gould, para muchos el más grande pianista de la historia, decidió dejar de dar conciertos en vivo y se encerró en los estudios de grabación para legar a la posteridad su trabajo entero, en una opción inteligentérrima por las bondades de la tecnología al servicio de las humanidades.

Así también Brendel se fue de la escena en vivo, pero sus discos no han dejado de aparecer: entre las novedades discográficas por venir, figura una caja espectacular de 12 discos con la obra completa para teclas de Beethoven, en una edición que conmemora al mismo Brendel como el primer pianista en lograr hazaña tal, de registrar en discos el total de la producción pianística del Melenudo de Bonn.

También aparecerá en breve una edición de aniversario del Artist’s Choice y luego otra caja de siete discos con la obra completa para teclas de su paisano Franz Schubert.

Además, el maestro Brendel sigue esparciendo su mirada de niño travieso (foto en el centro de esta plana) en las conferencias que tanto gusta de impartir, y en los óleos que adora pintar y en las bromas que suele gastar todo el tiempo, muy a la manera de su Amado Amadeo, muy en la vena de crear belleza siguiendo las enseñanzas de Wolfgang Amadeus HermozArt.

De manera que Alfred Volfi Brendel Mozart ni dice adiós ni hasta luego. Sigue vivito y bromeando.

Porque, si sonreímos, entonces todos somos Mozart.