Quito, 15 de octubre. No hay revolución sin contrarrevolución, advirtió hoy el presidente ecuatoriano Rafael Correa al hacer un balance de las lecciones que dejó a su gobierno y al país el intento de golpe de Estado del 30 de septiembre pasado, que pretendió activar un sector de la policía nacional con una serie de actos de insubordinación.

Correa habló ante varios miles de personas que acudieron hoy al centro de la capital ecuatoriana a respaldar al mandatario, ante quienes dijo que esta demostración de apoyo en las calles de Quito significa que si yo caigo, vendrán miles más a seguir con la revolución ciudadana.

La gente que está aquí es la beneficiada por los programas de gobierno, que respalda el movimiento político impulsado desde 2006 durante la campaña presidencial de Correa, quien hoy se declaró en deuda con los campesinos por no haber acelerado aún un programa de reforma agraria.

La multitud responsabilizó de los hechos de hace dos semanas al político opositor Lucio Gutiérrez, quien en 2000 participó en un golpe de Estado contra el entonces presidente Jamil Mahuad y tres años después asumió la presidencia con propuestas de izquierda.

El ex militar, una de las cabezas del partido Sociedad Patriótica, fue depuesto en 2005 después de que renunció a su proyecto y adoptó un programa neoliberal.

Que no haya perdón y olvido para quienes pusieron en peligro el futuro del país. Que se profundice la revolución ciudadana, pidió a Correa una representante de la organización Mujeres por la Vida, que habló también en nombre de decenas de agrupaciones campesinas, vecinales, obreras y de trabajadores del Estado.

En el mitin celebrado en la plaza San Francisco del centro histórico quiteño, el vicepresidente Lenin Moreno advirtió que los golpistas están vivos y que por eso la organización es una obligación de la revolución: organizar a cada cantón, cada manzana, cada barrio, cada ciudadano. Nadie nos va a detener hasta lograr la patria altiva, digna, que todos queremos.

Correa se anotó otra victoria política este viernes cuando la Asamblea Nacional aprobó el Código de Planificación y Finanzas Públicas, que regula los presupuestos de los gobiernos nacional y locales, así como el endeudamiento público. La legislación devuelve al Estado la tarea de planificación, la organización territorial y la facultad de descentralizar los procesos administrativos.