La población que hasta hace dos años –antes de la crisis económica mundial– sufría la carencia de alimentos era de 23.1 millones de personas, uno de cada cinco mexicanos. De estos, 16.6 millones vivían en condición de pobreza multidimensional y de ellos 6.2 millones estaban, en condición extrema, informó el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

En el contexto del Día Mundial de la Alimentación, que se celebra el 16 de octubre, el Coneval reportó que las entidades que concentraban el mayor porcentaje de personas con carencias de acceso a la alimentación eran Tabasco con 34.5 por ciento de sus habitantes, Guerrero con 33.8 por ciento y Michoacán con 31.3 por ciento.

La Medición Multidimensional de la Pobreza es el método que define la ley de Desarrollo Social para establecer el nivel de pobreza en el país y considera como carencias el nivel de acceso de la gente a salud, alimentación, educación, calidad y espacios de la vivienda, servicios básicos en la habitación y seguridad social. Con base en la información de la Encuesta Nacional de Ingreso Gasto de los Hogares de 2008, el Coneval diseñó la Escala Mexicana de Seguridad Alimentaria (EMSA) con la cual definió la cantidad de personas que sufren hambre en el país.

En cuanto al acceso a la alimentación, el organismos reportó que 8.8 por ciento de la población tenía esta carencia de forma severa y 12.8 por ciento en forma moderada.

Explicó que sumado a este porcentaje, existe 24.2 por ciento que enfrenta inseguridad alimentaria leve. En contraste, 54.2 por ciento de los mexicanos no sufre de esta carencia.

Detalló que se considera que una persona está en situación de carencia por acceso a la alimentación si en su hogar no contó en todo momento con comida suficiente para llevar una vida activa y sana. Este concepto está basado en lo que establece la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

La subnutrición que ocurrió en América Latina y el Caribe entre 2006 y 2009 (la cual pasó de 47 a 53 millones) se debe, según la FAO, al impacto de la crisis económica sobre los países, que fue mayor del que se esperaba; a ello se debió el hecho de que muchas personas que se mantenían apenas por encima de la línea de pobreza fueron considerados pobres tras la crisis.