Desvergüenzas públicas
Cecilia migra al PAN
Poder recontaminado
Diego ¿candidato?
Foto José Carlo González
ólo en un país de desvergüenza pública es posible que la responsable institucional del desbarajuste criminal de la migración aspire a presidir el partido que presuntamente está en el poder y se atreva a pedir el voto personal de quien la quitó del puesto a raíz de la masacre en San Fernando, Tamaulipas, de decenas de extranjeros en tránsito ilegal.
Cecilia Romero, la candidata de El Yunque –organización secreta de la que forma parte el secretario particular de Calderón, el también ex presidente nacional del PAN, Luis Felipe Bravo Mena–, coloca así en su verdadera textura moral y política a la administración felipista, al precisar con claridad que los responsables de la tragedia nacional pueden seguir como si nada en nuevos cargos burocráticos o en faenas partidistas sin que haya sanción alguna, impunes todos, perdonándose unos a otros, pertrechados tras sus verdades
declarativas sabidamente mentirosas, ofendiendo con insistencia el sentido común y la inteligencia colectiva al aferrarse a sus libretos de autoexculpaciones y presuntas buenas intenciones, hipócritas ejecutores de maldades que aparecen ante los medios entre aureolas de pureza por ellos mismos fabricadas (con cargo al erario).
Cecilia Romero de lógica complicitaria impecable: la culpa de San Fernando es del narcotráfico, y quien combate al narco es Calderón, por tanto ella buscará presidir el PAN para desde allí apoyar al ocupante de Los Pinos (con lo que se acabará con los cárteles de las drogas y ¡ya no habrá masacres de hermanos latinoamericanos en curso a Estados Unidos!). Yunquista Romero, que permitió largamente el dominio de las mafias dentro del Instituto Nacional de Migración, que durante años han robado, secuestrado, violado y asesinado a quienes tienen la desgracia de cruzar nuestro país en busca de empleo en tierras gringas. Todo sea por la gracia de Dios (y de Calderón, que es gran amigo de Cecilia, como lo fue en el foxismo Magdalena Carral de Santiago Creel, quien la colocó en la delicada función migratoria, a pesar de que su experiencia se daba en terrenos empresariales, culturales y de relaciones públicas, una dama de la alta
sociedad, siempre vestida con elegancia, enviada a la cueva de lobos del INM).
Sólo en un país de desvergüenza pública es posible que el responsable institucional del funcionamiento de guarderías subrogadas en las que por negligencias murieron decenas de niños continúe depredando la riqueza nacional y causando daño público, como sucede con Juan Molinar Horcasitas, el ex director general del Seguro Social, que ahora se bate entre mentiras cínicas tratando de justificar el gran negocio que, por razones políticas y electorales, la administración felipista ha regalado, o casi, a Televisa y Nextel mediante adjudicaciones de frecuencias que han sido denunciadas, exhibidas y condenadas incluso por un destacado miembro del propio Partido Acción Nacional, como es el diputado federal chihuahuense Javier Corral, y frenadas judicialmente por otro ente depredador, el Grupo Salinas –el de Ricardo, no el de Carlos, aunque sí con préstamos fundacionales del Raúl incómodo–, que pelea la ilegalidad de negocios que no le fueron asignados y que ayer informó haber logrado una suspensión definitiva que frenará el aprovechamiento inmediato, por parte de Televisa y Nextel, de la licitación-ganga hasta en tanto no se resuelva el fondo del asunto (o se llegue a algún arreglo, compensación o reparto con los hoy muy fieros impugnadores aztecas).
Cinismo e irresponsabilidad del microgobernador del gran estado que es Nuevo León, Rodrigo Medina, quien ayer hizo como que rendía su primer informe de gobierno, tratando de presumir logros y avances cuando los habitantes de esa entidad lo que quieren son acciones reales que frenen a la delincuencia, metidos priístas y panistas en un duelo de acusaciones mutuas como si no fueran estatales y federales las instancias involucradas en el fracaso diario. Duelo de ambiciones partidistas como el de Michoacán, donde el felipismo empeñado en desgastar al máximo al perredismo-cardenismo, para abrir paso a la hermana Cocoa, en lo que sería la instauración de la dinastía calderonista, ha filtrado vengativamente una grabación (otra vez, el uso politiquero de los instrumentos judiciales) en la que supuestamente se escucha a Julio César Godoy hablar de política y arreglos mafiosos con el jefe de La Familia, no la panista, sino la que así se hace llamar en el mundo del narcotráfico mexicano.
Diputados y poder legislativo, junto al PRD, colocados así ante evidencias del nexo del evasivo Godoy con el poder que ha recontaminado a todo el país y, en el caso, al Michoacán dominado por la mafia político-criminal. Recontaminado fue el término que el ex presidente colombiano César Gaviria utilizó ayer para llamar a los mexicanos a dejarse de hipocresías selectivas: Aquí, con absoluta seguridad, todos los estamentos de la justicia y del poder regional, del poder político, deben estar retecontaminados de narcotráfico porque esa es la realidad y eso es lo que nosotros hemos descubierto con nuestra justicia
, dijo al participar en un seminario en la ciudad de México.
Enfermo, en cambio, se declaró Estados Unidos por voz de la médica Hillary Clinton, que clasificó la violencia del narcotráfico en México como causa de esas alteraciones de la fumante, inyectada e inhalante salud gringa. Aprovechó la narcóloga intervencionista para reprochar la falta de resultados en el caso de un estadunidense muerto en aguas fronterizas, aun cuando la turbiedad del caso ha llevado a sospechar incluso de la esposa del difunto.
Y, mientras se confirma en otros diarios la nota de Alfredo Méndez en La Jornada, el pasado 7, sobre el pago de rescate y la cercanía de la reaparición del jefe Diego, como oportunamente lo sugirió el otro jefe, Salinas, en un acto del IFE en el que dijo esperar que el queretano se reincorpore al debate político –¿tal vez hasta a alguna candidatura?– ¡feliz fin de semana, con Felipe haciéndose promover acuerdos de discreción
en comida con medios electrónicos!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx