El cardenal Norberto Rivera Carrera criticó a los fieles que dicen creer en Jesús o en Santa María de Guadalupe, pero asesinan, secuestran, roban, extorsionan, corrompen, envenenan y destruyen a la sociedad, a la familia y a la vida humana. Quienes actúan de esta forma manifiestan una gran incoherencia, una destructiva mentira y una nefasta traición a las enseñanzas del Evangelio. Ante esto llamó a los creyentes que tienen un corazón soberbio y desbordante de odio a ser congruentes y a dejar de llevar una vida llena de muerte.

Al oficiar la homilía de Las Rosas, en la Basílica de Guadalupe, en el contexto del 34 aniversario del templo mariano, y para conmemorar el inicio de la evangelización en el continente, también lamentó que ahora, como hace más de 500 años, se adoren falsos dioses.

Precisó que quienes adulan a los ídolos de los bienes materiales lo hacen sin importarles que desgarran corazones humanos; no les importa la dignidad de su propio hermano y mucho menos respetarle la vida.

Señaló que si los indígenas realizaban sacrificios humanos, lo hacían tratando de cumplir lo que según ellos era su deber para mantener el orden del universo, en un equilibrio donde el ser humano podría sobrevivir, además de que no conocían a Jesús. Dejó entrever que esa situación fue superada, pero muchos no valoran la vida de sus hermanos.

También habló del problema que enfrentaron los misioneros para convertir a los nativos. Para un momento en el que humanamente no había salida, los misioneros no tenían otra opción que imponer por la fuerza el amor al verdadero Dios, y así salvar a los indígenas de creencias que los destruirían, pero por el otro lado los indígenas no podían entender y mucho menos amar a un Dios impuesto. Todos sabemos que por la fuerza no hay amor, obligar a alguien amar nunca será posible.