El pianista español participará en los conciertos que ofrecerá Wynton Marsalis en el país
El jazz es corrosivo: adonde va se impregna, considera Chano Domínguez
Es reconocido en el mundo por mezclarlo con el flamenco
Ignoro cómo lo consigue, pero es una expresión que tiene el poder de meterse en todas las músicas
, señala en entrevista
Martes 12 de octubre de 2010, p. a10
Para el pianista Chano Domínguez resulta inconcebible que alguien pueda sufrir con la música. Sin embargo, sostiene que son muchos los músicos que padecen al momento de tocar
. Está convencido de que eso tiene que ver con la estricta rigidez
que impera en el ámbito académico.
Por eso soy jazzista, porque es una música de extrema libertad y gozo
, aclara el intérprete y compositor español, cuya propuesta, en la que el flamenco se amarida con el jazz, le ha redituado gran renombre a escala mundial.
De regreso en México, luego de haberse presentado hace tres años al lado de su grupo en el Palacio de Bellas Artes, Chano Domínguez es una de las figuras del ámbito jazzístico internacional que fueron invitadas para participar en la serie de cuatro conciertos que ofrecerán en el país el trompetista estadunidense Wynton Marsalis y la Orquesta de Jazz del Lincoln Center.
El programa, en el cual también intervendrán el saxofonista cubano Paquito D’Rivera y el baterista mexicano Antonio Sánchez, lleva por título Celebremos América, y será presentado este miércoles 13 en el Auditorio Nacional; el 14 en la explanada del Palacio de Bellas Artes; el 15 en la Alhóndiga de Granaditas, como parte del Festival Internacional Cervantino, y el 16 en Guadalajara. Con ese motivo, el pianista acepta una entrevista con La Jornada.
Un cuadro nuevo cada vez
–¿Hasta qué límite es posible mantener en esta época globalizada una impronta regional o nacionalista dentro de la música?
–He observado desde los pasados 20 o 25 años que hay una mezcla entre una música con las locales, y ésa es la música universal del siglo XX: el jazz. Es una expresión con el poder de meterse en todas las músicas. Ignoro cómo lo consigue, pero diría que el jazz es casi corrosivo: adonde va se impregna, pero con la particularidad de que cada música que lo adopta, en cada sitio diferente, le da su propio tinte.
“A pesar de ser un género muy global, sí puede hablarse, entre comillas, de un jazz nacionalista o con raíces autóctonas del lugar donde se hace. Hay jazzistas mexicanos que hacen música con ritmos de la tradición y el folclor de este país, lo mismo en Colombia, Noruega o Japón.
“Todos los músicos del mundo están recuperando sus ritmos locales, sus estructuras, para incluirlas en el maravilloso mundo armónico, rítmico y melódico del jazz. Es algo que ha surgido naturalmente en todo el planeta. En África ocurre exactamente lo mismo.
El concepto jazzístico se trata de recrear estructuras musicales, nuevas melodías dentro de esas estructuras, como pintar un cuadro nuevo cada vez que uno toca. Por eso un concierto difiere tanto de otro.
–¿Qué piensa de que, al igual que a Paco de Lucía, se le acusa de corromper la tradición del flamenco?
Los músicos están recuperando sus ritmos locales para incluirlos en el maravilloso mundo armónico y melódico del jazz, expresó
–Paco de Lucía es el culpable
de que hoy día el flamenco sea reconocido en el mundo. El tiene o tuvo la llave de la puerta por la que hemos pasado todos los músicos que intentamos esta mixtura de culturas.
“Paco tuvo la sabiduría de relacionarse con grandes músicos, como John Macluhin o Chick Corea, y saber establecer esa relación entre flamenco y jazz por primera vez de manera real.
Para mí es el más grande exponente musical del siglo XX que hemos tenido; es un músico que nos ha ayudado a caminar por esta maravillosa vertiente del flamenco y su mezcla con otras músicas.
–¿Cómo mantener una tradición tan fuerte como la del flamenco, así como sus rasgos culturales tan marcados, dentro de una música tan abierta, libre y contemporánea como el jazz?
–Lo más importante es que el artista conozca bien las dos músicas. Para poder utilizar dos lenguajes diferentes y mezclarlos como si fueran dos barajas es necesario conocerlos. Es muy importante no olvidar las bases de estos lenguajes.
“Para mí, la base más importante del flamenco es que uno conozca muy bien los ritmos, sus claves rítmicas y la armonía básica de la otra música; sólo si uno controla eso, puede mezclar esas ambas músicas y hacer cosas diferentes.
Llevo más de 20 años mezclando estructuras musicales del jazz con claves rítmicas flamencas. Eso me permite desarrollar blues en clave de bulería o blues menor en clave de solea, en la que incluso un cantador de flamenco o uno de blues puede cantar.
–Más allá de lo musical, ¿cómo vive y ejerce el jazz, considerando que nació en Estados Unidos, como una expresión de descontento social?
–El nacimiento del jazz tiene mucho que ver con el flamenco, con la opresión de un pueblo que ha sido sometido y que ha sido obligado a dejar su lugar de origen. Todo esto es lo que provoca que estas músicas tengan tanto peso específico.
“Entonces, aunque en apariencia sean muy diferentes, son muy cercanas. Esa necesidad de expresión de un pueblo, de contar lo que está pasando. El jazz parece que empezó en Nueva Orleáns cuando los esclavos negros tomaron los instrumentos de los blancos y empezaron a tocar la música de éstos a su manera. Tanto el jazz como el flamenco son música muy de la calle. Hoy día están en los conservatorios, se han establecido y se les ha dado el título de gran música o música seria, ya se estudia en conservatorio, pero realmente estas músicas nacieron de la calle, vienen del pueblo.
Yo la he vivido desde la calle, desde la búsqueda de encontrar gente similar a mí para poder trabajar y tocar, y todo eso es un trabajo muy de campo.