Quito, 10 de octubre. Las autoridades ecuatorianas han encontrado indicios de que la Policía Nacional está infiltrada por elementos de la delincuencia organizada que participaron en el intento de golpe de Estado del 30 de septiembre, en los que según un balance oficial preliminar participaron alrededor de mil uniformados en Quito y las principales ciudades del país.

Gustavo Jalkh, ministro del Interior, dijo que algunos de los agentes involucrados en los actos de insubordinación serán juzgados por tribunales de disciplina y eventualmente serán dados de baja, pero otros permanecerán en el cuerpo de seguridad pública.

La fiscalía general de Pichincha, la provincia donde se encuentra Quito, ha girado órdenes de aprehensión contra 61 personas por su presunto involucramiento en la revuelta, de las que sólo tres son civiles.

Jalkh explicó en entrevista publicada este domingo por el diario El Comercio que en la investigación y la impartición de justicia debe haber deslinde de responsabilidades y en consecuencia habrá algunos agentes que sólo recibirán sanciones internas menores y no tendrán que ser despedidos de la policía nacional.

Otros que cometieron delitos deben responder ante la justicia. También se deberá articular un sistema de inteligencia muy fuerte; sin duda Asuntos Internos (de la policía) debe fortalecerse y tendrá que ser reforzado su sistema interior para evitar articulación entre policía y delincuencia, adelantó el funcionario al hacer un análisis de las causas y los efectos de la revuelta.

Durante el intento de golpe de Estado, miembros de la fuerza aérea provocaron el cierre del aeropuerto de la capital ecuatoriana, pero hasta ahora no se tiene información de que las autoridades militares y civiles hayan procedido en contra de los elementos que formaron líneas sobre la pista de aterrizaje.

El Comercio, uno de los diarios más antiguos del país, publicó además informaciones en las que señaló que el día de la revuelta falló el liderazgo institucional de la policía nacional, cuyo titular, Freddy Martínez, renunció al día siguiente de la insubordinación, tras considerar que no merecía estar al frente de un cuerpo de seguridad que no lo había obedecido.

Según la versión del matutino, Martínez fue abucheado cuando pidió a los uniformados guardar el orden ante el presidente Rafael Correa, quien acudió a las instalaciones del Regimiento Quito número 1 a tratar de convencerlos de que la nueva Ley Orgánica (reglamentaria) del Servicio Público no provocaría los efectos negativos que un grupo de opositores había señalado.