Opinión
Ver día anteriorSábado 9 de octubre de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Cincuenta años del FAT
I

ntegrar sindicatos legítimos en nuestro país es toda una odisea: los trabajadores deben enfrentar múltiples obstáculos promovidos por patrones, gobiernos y líderes charros con el fin de controlarlos e inmovilizarlos; por ello, cada vez son menos quienes logran ser miembros de una organización democrática, sujetos a una contratación colectiva auténtica, donde los dirigentes sean elegidos por sus bases y las decisiones importantes se adopten colectivamente, con transparencia y rendición de cuentas.

La degradación del modelo laboral mexicano es producto de una suma de complicidades. Ese es el motivo de fondo por el que la libertad sindical y la contratación colectiva, a pesar de su importancia, están excluidas de la agenda nacional. Un primer obstáculo que sufren los sindicatos reales es lograr el reconocimiento legal de las autoridades, tanto en el ámbito de registro como en la actualización de la toma de nota de su comité ejecutivo; es ya un expediente común que la personalidad jurídica de los principales sindicatos en lucha sea objetada.

Superada la etapa formal, toca el turno a la contratación colectiva; aquí la cosa está peor. En la práctica opera la máxima de que el patrón desde antes de nacer la fuente de trabajo tiene el privilegio de escoger al sindicato de su preferencia y, obviamente, opta por uno controlable y corrupto. Las organizaciones democráticas están excluidas. Esta vía retorcida para iniciar la contratación colectiva explica en buena medida el grado de postración del movimiento sindical, con líderes obligados a bailar al son de los empleadores para que los provean de lo que constituye su principal fuente de ingresos económicos, las afiliaciones y, en ese orden, la participación en las instancias tripartitas, tales como los mal llamados órganos de justicia laboral, también cómplices del sistema de control existente.

En este escenario adverso, el Frente Auténtico del Trabajo (FAT) cumple el próximo 18 de octubre 50 años de vida. Nació en la ciudad de México con el propósito de mejorar las condiciones laborales y vida de la clase trabajadora y promover la libertad, democracia y autonomía sindical. Atendiendo a su Declaración de principios, se convierte en una alternativa de organización democrática e independiente frente al corporativismo y charrismo existentes. Su estrategia permanente se sustenta en procesos de formación, organización y acción, de vocación unitaria en lo nacional e internacional; por ello, su quehacer ha estado vinculado a múltiples organizaciones que también luchan por un cambio. En los últimos años ha hecho causa común con los sindicatos que integran la Unión Nacional de Trabajadores (UNT).

Hace 50 años, el primer comité ejecutivo del FAT se integró con trabajadores de base: Juan Trinidad Ríos Camargo, secretario general; Elías Santacruz, secretario adjunto; Juan Bruno Cervantes, secretario de organización, y Nicolás Medina, de prensa y propaganda. Entre sus impulsores se recuerda a Pedro Velázquez, del Secretariado Social Mexicano, y a su equipo de curas obreros progresistas. La historia del FAT ha sido escrita por miles de hombres y mujeres que durante 50 años han participado en sus luchas, huelgas, triunfos y derrotas. Gente común que en un momento dado tomó conciencia de que sólo organizados y con fuerza podrían mejorar su trabajo y sus vidas; trabajadores que se han arriesgado a perder el empleo, incluso afectar su propia integridad personal, para lograr un mundo mejor para los que menos tienen.

Ejemplares son también las trayectorias de muchos de sus líderes que vivieron o viven de su salario, como trabajadores, sin venderse nunca, sin aceptar las ofertas que sobran para traicionar los intereses de sus representados. Trayectorias de honestidad y de principios, regidas por la ética, tan ausente del mundo laboral. Es propicio recordar a sus constructores, hoy ausentes, Nicolás Medina y Víctor Quiroga (padre), obreros del calzado que a contracorriente encabezaron la organización del FAT en la región del Bajío; dirigentes que nos abandonaron recientemente, don Ramón Ramírez, Antonio Villalba y Antonio Velásquez, todos con una vocación de servicio sin límites, siempre al pie del cañón en las filas de combate del FAT, y tantos otros compañeros militantes de base de sindicatos, de las cooperativas y las organizaciones de barrio que convirtieron sus vidas en servicio a los demás, contando con colaboradores tan apreciados como Federico Babines, Benito Terrazas, Porfirio Miranda, Efraín Calderón Lara y Ramón Durán.

Es difícil enumerar las batallas emprendidas por el FAT, cientos de ellas en la pequeña y mediana industria, campo en el que fundamentalmente ha desarrollado su labor, pero también en la gran industria se dieron peleas que dejaron marca, entre otras: Gamesa en Monterrey, Spicer y Vidrio Plano en el estado de México, Cinsa-Cifunsa en Saltillo, Hilsa y Ciza en León, Maquiladora de Pantalones en Irapuato, Pepsi-Cola, Ropa el Diamante y Aceros de Chihuahua, en la ciudad de Chihuahua.

El FAT ha estado presente en la organización de cooperativas, empresas autogestivas y en el sector rural (ahí se organizaron uniones regionales al norte del país como las de trabajadores ixtleros-candelilleros y de ejidos); las reivindicaciones del sector urbano popular, los reclamos por vivienda digna y servicios. Los derechos sociales han sido parte de la agenda del movimiento sindical independiente donde el FAT participa codo a codo con organizaciones hermanas. También ha sido relevante su participación en la formación de frentes unitarios, pactos de solidaridad y redes plurales.

El FAT, como otras organizaciones, entiende que este país sólo cambiará si se construye desde abajo, con una política económica y social distinta, de respeto a los derechos humanos y al medio ambiente. Un elemento clave es construir una cultura laboral sustentada en la libertad, la democracia y la responsabilidad: en fin, otro rumbo. ¡Felicidades, y muchos logros más!

PD. La celebración comienza el 15 de octubre a las 9:30 horas en el Hotel Ejecutivo.