Los movimientos guerrilleros de los años 70 del siglo pasado sí constituyeron, en cierto grado, una amenaza a la estabilidad nacional, aun cuando algunos estudiosos se empeñan en negar la especie, afirmó el escritor e investigador Fritz Glockner, durante una conferencia en la Feria Alternativa del Libro que se realiza en la Alameda Central.

Este acto fue una de las cosas inusitadas que ocurren en la feria: la presentación de un libro que todavía no existe, que el autor no ha enviado a la editorial, pero que será publicado el próximo año por el sello Planeta. Se titula Los años heridos y es el segundo volumen en el que analiza el fenómeno de la guerrilla en México.

El primero fue Marea roja, que abarca del primer levantamiento armado de Rubén Jaramillo hasta 1968; en Los años heridos se estudia el movimiento guerrillero entre 1969 y 1978, lapso en el que actuaron unos 35 grupos armados, e incluirá una cronología comentada que comprende de 1979 a 2007.

Este es un trabajo de investigación serio, histórico, desde una óptica de una historia narrativa, cuyo objetivo es divulgar esa historia negada, soterrada, que muchas veces los propios mexicanos ni siquiera sabemos que existe, dijo el historiador.

Lo que ocurrió en México fue una guerra de baja intensidad, y no una guerra sucia, en la que 5 mil mexicanos fueron desaparecidos o asesinados, agregó Glockner.

Lo triste, añadió, es que no se conozca la historia de la guerra de baja intensidad y de la represión que padeció y padece nuestro país.

Impunidad perdurable

No existe una historia de la guerrilla en México y por lo mismo se ha generado la actitud y la historia de la impunidad: si evidentemente no fue castigado Luis Echeverría, Miguel Nazar Haro ni ningún torturador, es obvio que los actuales gobiernos mantengan su actitud represiva sabiendo que no pueden o que no van a ser castigados porque lo que perdura es la impunidad, sentenció Glockner en el auditorio Revolución de la feria.

Libros, libros y más libros. De todos los tamaños, colores, olores y precios. En las mesas descansan, por ejemplo, El hombre es un gran faisán y En tierras bajas, de Herta Müller, o Libro de Crónicas, de Antonio Lobo Antunes, ambos galardonados con el Nobel o Los cuentos del Quijote, de Miguel de Cervantes. Cada uno en cien pesos.

En un módulo, un señor vestido de traje pidió una rebaja en el precio de la biografía de Nabokov. Déjamelo a 100. Ayer me llevé otros, pero el vendedor, de forma educada, respondió: Los precios ya están bajos, si fueran míos igual y sí, pero los precios ya están marcados.

Es jueves por la tarde y el público fluye de manera constante atraído por las ofertas escritas en cartulinas blancas o fosforescentes: Libros de a 20, 15 o 30; libros de derecho de Fontamara en oferta; Oasis, editorial que desapareció el gobierno en 1985, ¡Buenos libros! Poesía, teatro, literatura, pedagogía y mucho más 10,15, 20 y 25; Editorial Imagen, libros agotados en oferta, Vea libros hasta con 70 por ciento de descuento.

Son ejemplares para todos los gustos: poesía, narrativa, cuentos para niños.

En tres días que restan habrá presentaciones de libros, las tertulias en las que se discuten los temas Políticas culturales y El estado de la nación, en la que este jueves los panelistas discutieron acerca de la impunidad; y el sábado Rius hará de las suyas, a las 15:15 horas, en la presentación de su libro Ni Independencia ni Revolución.

Otro de los objetivos de la Feria Alternativa del Libro es la recolección de ejemplares para crear bibliotecas comunitarias. Hasta el momento se han hecho seis bibliotecas con los libros donados en encuentros anteriores, dijo el escritor Paco Ignacio Taibo II, e hizo un llamado para que quienes tengan libros en su casa, que ya no ocupen, ya leyeron o que hacen bulto, los lleven a la Alameda Central. La feria termina el domingo.