Madrid, 6 de octubre. Un grupo de policías españoles viajó recientemente a Colombia para interrogar a ex miembros arrepentidos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y analizar material informático que se encontró en la zona donde abatido el ex dirigente del grupo guerrillero, Julio Suárez Rojas, alias Mono Jojoy. El objetivo de los agentes españoles fue encontrar supuestos vínculos entre el grupo armado vasco ETA con la guerrilla colombiana, sobre todo en lo relativo al intercambio de información y cursos de capacitación sobre explosivos y métodos de lucha.

El juez de la Audiencia Nacional, Eloy Velasco, ordenó a la policía española realizar una serie de indagatorias en Colombia para completar una investigación en curso, la que pretende establecer una conexión fluida y permanente entre ETA y las FARC, que no sólo consistía -siempre según las hipótesis del gobierno español- en intercambio de información y de conocimiento sobre explosivos, sino también en compra-venta de armas y de material para realizar atentados.

Este magistrado es el mismo que provocó una crisis diplomática esta semana con Venezuela por aventurar una supuesta conexión entre la organización separatista vasca y el gobierno del mandatario Hugo Chávez.

Según trascendió hoy, los agentes españoles viajaron a Colombia el pasado 21 de septiembre y desde entonces han interrogado a seis de los nueve miembros de las FARC arrepentidos y que tendrían información relevantes sobre la presencia de miembros de ETA en la selva colombiana. Incluso los policías ibéricos viajaron con un archivo con fotografías de los 25 etarras más buscados para ver si los identificaban los ex guerrilleros. Los agentes también pretenden analizar, junto a sus homólogos colombianos, la información que se incautó tras el bombardeo del pasado 23 de septiembre contra el campamento del Mono Jojoy, donde se hallaron 21 computadoras.

En relación a la declaración de los etarras Xabier Atristain y Juan Carlos Besance, sus abogados, miembros del Movimiento pro Amnistía, informaron que los detenidos habrían sido torturados hasta el punto de que habrían perdido el conocimiento en dos ocasiones durante su traslado a Madrid. Según el relato de los abogados, los dos etarras que confesaron haber sido instruidos en Venezuela sufrieron de los métodos de tortura conocidos como la bolsa, así como diversos golpes mientras estaban envueltos en mantas y asfixia. Cabe recordar que del testimonio de los detenidos, que estuvieron cinco días incomunicados, se solicitaron explicaciones a Caracas, que de inmediato las dio y que la propia cancillería y el ministerio del Interior español restaron credibilidad a las hipótesis de una presunta vinculación entre ETA y el gobierno venezolano.

Según el relato de los abogados de los detenidos, durante los cinco días (Besance) tuvo los ojos tapados con un antifaz, por lo que perdió toda noción del tiempo. Antes de ser detenido no tenía problemas en la vista y ahora relata que no ve bien.