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Sabíamos del peligro, pero no teníamos a dónde ir
 
Periódico La Jornada
Sábado 2 de octubre de 2010, p. 28

Reforma y Planada, Chis., 1º de octubre. Minutos antes del deslave que el miércoles sepultó a 16 personas en esta comunidad y dejó 15 heridas, Valerio Méndez Cruz solicitó desesperado al presidente del comisariado ejidal, Antelmo de la Cruz Gómez, pedir a los pobladores que vivían junto al cerro desalojar sus casas porque había riesgo inminente para su seguridad. Cuando regresó su familia ya estaba enterrada.

La familia lo presentía, dijo el labriego, quien perdió a su madre Audina Cruz Castellanos, a su hijo Filadelfo, de 10 años; a su hermana Idalí, de 14; a su cuñada Florencia Gómez Rodríguez y su sobrino Ediberto Estrada Gómez. Ahí se acabó la familia.

Dijo que de milagro y por misericordia de Dios, su esposa y su niña Tania, de dos años, fueron rescatadas con vida de entre los escombros.

Contó que “dos días antes del derrumbe llovió como dos horas seguidas y le dije a mi mamá que no durmiera, no fuera a ser que se sobara la tierra y ella, que era adventista, me dijo: ‘si aquí me voy a acabar ya ni modo, Dios nos va a perdonar. Si vas a velar házlo, hijo, pero en el nombre de Dios nos vamos a acostar’. Se fueron y me quedé solo. Cuando terminó de llover me fui a acostar con la preocupación”.

El miércoles a las 19:30 horas aproximadamente, el deslizamiento de parte de un cerro sepultó a 16 pobladores, entre ellos ocho menores, y mandó al hospital a 15 que ya están fuera de peligro. Sus viviendas estaban junto al cerro en cuyas faldas los campesinos han sustituido los árboles por el maíz. Algunos salvaron la vida porque habían ido a ayudar a otras familias cuyas casas habían sido inundadas por el río Chinín, uno de los dos que atraviesan la comunidad.

Entrevistado en el albergue habilitado en la escuela para proteger a varias familias que están en riesgo por vivir cerca del cerro, Méndez Cruz comentó que no ignoraba el peligro, pero que no tenían a donde irse.

Comentó que después de la tragedia, los habitantes de este ejido –el más grande del municipio– ubicado a ocho kilómetros de terracería de la cabecera municipal de Amatlán, recuerdan, como si hubiera sido un aviso, la caída de unas bolitas como de ámbar hace siete meses en la zona del desastre. Nuestro pensamiento es que tal vez era una advertencia”.

Evacuan Nueva Colombia

Ante el peligro de deslizamientos de laderas por la humedad, autoridades estatales informaron que hoy terminaron de evacuar el poblado Nueva Colombia, municipio de Ángel Albino Corzo, sitio que según el censo más reciente tiene mil 426 habitantes.

El martes pasado, en esa comunidad ocurrió el deslizamiento de un cerro, que dejó tres jornaleros guatemaltecos muertos y cuatro personas heridas.