Viernes 1º de octubre de 2010, p. 3
Un constante enfrentamiento con los monopolios audiovisuales ha marcado el mandato del presidente de Ecuador, Rafael Correa, desde que comenzó su gobierno en enero de 2007. El choque era previsible desde su campaña electoral, en 2006, cuando advirtió que buscaría acabar con la manipulación
ejercida desde las televisoras, controladas por el capital financiero local, al que impuso restricciones para fijar altas tasas de interés y comisiones bancarias.
Uno de los más evidentes pulsos entre Correa y los medios se ha dado con Teleamazonas, de Fidel Egas, presidente del Banco Pichincha, que junto con otras empresas mediáticas trató de impedir la convocatoria del gobernante, del partido Alianza País, a una Asamblea Constituyente en la que el mandatario llevaría al papel los proyectos de la llamada revolución ciudadana
.
Dos años después de haber vencido en las urnas al magnate bananero Álvaro Noboa, la nueva Carta Magna estableció en el artículo 312 que las entidades o grupos financieros no pueden poseer participaciones permanentes, totales o parciales, en empresas ajenas a la actividad bancaria y fiduciaria, lo que incluyó a los medios de comunicación.
Por tanto, las autoridades pusieron el 20 de octubre como plazo para que los banqueros (y sus familiares hasta en cuarto grado de consanguineidad y segundo de afinidad) vendieran la mayoría de sus acciones en las empresas mediáticas.
El partido en el gobierno, mayoría en el Legislativo, ha impulsado la redacción de una ley que garantiza la repartición equitativa y plurinacional de las frecuencias de radio y televisión, prohíbe los testaferros
y crea la defensoría del público. La legislación está en debate parlamentario.
Correa –economista educado en la Universidad de Illinois y ex funcionario del Banco Mundial– promovió y consiguió la aprobación de un paquete de reformas que redujo los costos de las operaciones bancarias y de los créditos.
En la crisis política de este jueves los medios audiovisuales se convirtieron en blanco de los policías insubordinados, pero antes de que los agentes pudieran tomar control, el gobierno nacional, tras decretar el estado de excepción, impuso una cadena nacional de radio y televisión. Los uniformados trataron en varias ocasiones y lugares de cortar la señal y la energía de las emisoras, pero al final, la difusión de los hechos no fue interrumpida y Correa –octavo presidente de Ecuador desde 1997 y el único de cuatro que logró librar un golpe de Estado– pudo hacer declaraciones en al menos dos ocasiones. Sus antecesores, Abdalá Bucaram, en 1997; Jamil Mahuad, en 2000, y Lucio Gutiérrez, en 2005, no pudieron superar las protestas populares.