Viernes 1º de octubre de 2010, p. 32
Guadalajara, Jal., 30 de septiembre. La noche del 23 de abril de 2008, tras recibir críticas por el donativo de 90 millones de pesos que hizo a la Iglesia católica para la construcción del Santuario de los Mártires Cristeros, y luego de beber varias copas, González Márquez encabezó un acto en el cual donó otros 15 millones de pesos del erario a la Asociación Mexicana de Bancos de Alimentos (AMBA) y ahí le soltó a sus críticos: chinguen a su madre
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“Yo tengo poco de gobernador, pero a lo mejor ya se dieron cuenta que a mí, lo que algunos poquitos dicen, ¡me vale madre! ¡Así de fácil! (…) Éste es un cheque, no me importa, me cae; don Juan (Sandoval Íñiguez), absuélvame desde allá; además estamos haciendo un buen desmadre, don Juan. ¿Sí o no? ¡Digan lo que quieran –perdón, señor cardenal–: chinguen a su madre!”
Hasta aquel día se habían interpuesto ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos casi 5 mil quejas de ciudadanos inconformes con el compromiso de entregar dinero del erario para construir un santuario cristero en Tlaquepaque.
En esa ocasión, el político panista pidió a reporteros de televisión que le prestaran sus micrófonos, para entrevistar
a los directivos de la AMBA.