Domingo 19 de septiembre de 2010, p. a20
El ser humano parece ausente en la poesía de Pedro Serrano. Su mundo es la naturaleza y sus palabras transforman la vida y la muerte: “miro mis manos y miro la calma:/ mi cuerpo tiembla, tiembla el alma. En su poemario Nueces se imponen paisajes de vida: el océano interminable, la noche que despierta la conciencia; los pies que se doblan al hacer el amor, el sol que pega en la cocina o la luz que irrumpe en la oscuridad como metralla. Cada poema, cada verso es un suspiro que nos recuerda la fugacidad de la vida. Nueces, Pedro Serrano; Ediciones Trilce-Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 98 pp.