Somos otro México
an pasado los dos días de la gran fiesta que, según destacados funcionarios, partió en dos la historia de México. Hoy somos distintos. Mas por envidia y mezquindad en el resto del mundo se sigue comentando la captura mediática de La Barbie, no cesa la indignación por el asesinato de los 72 indocumentados y las imágenes ilustran la vida de los miles de damnificados que dejan las lluvias y el desbordamiento de los ríos en varias partes del país.
Pero no todo es trágico y, pese a la pobreza con que la Secretaría de Relaciones Exteriores celebra en el mundo el Bicentón y el centenario de la Revolución, el nombre de México aparece en las principales capitales de la cultura y las finanzas. Así, por ejemplo, en París presentan sus nuevos discos Lila Downs y Rolando Villazón. Cada quien con su estilo característico ofrece un ramillete de canciones mexicanas. La crítica no ahorra elogios para Villazón.
Por su parte, con grandes carteles en las estaciones del Metro y en avenidas importantes se anuncia el estreno de la comedia Rudo y cursi, protagonizada por Diego Luna y Gael García Bernal. La taquilla le es favorable, igual que a otra comedia made in Hollywood: Bad (Amigas para siempre), donde hace su reaparición cinematográfica Salma Hayek. En la publicidad, La Mexicain (como suelen llamar en los medios a la actriz) agrega el apellido de su esposo, el magnate Pinot. En tanto, la Cinemateca anuncia un ciclo dedicado al melodrama mexicano, con algunas de las películas que Carlos Monsiváis analiza en detalle en su libro Las leyes del querer.
Y aún hay más: Frida Kahlo sigue dando que decir por su exitosa exposición de pinturas en Berlín, mientras María Félix engalana las notas que dan cuenta de la gran muestra de joyas de la casa Cartier en uno de los salones del Castillo de Praga. Se incluye una foto de María presumiendo los aretes en forma de serpiente que la casa francesa diseñó para ella en 1971.
Y para cerrar esta nueva etapa de México, en la venta-exhibición que celebran cada año las galerías parisinas especializadas en arte primero se ofrecen algunas piezas prehispánicas. Los precios oscilan entre 40 mil y 70 mil euros. Por su belleza, debían estar en un museo, no en casa de un coleccionista. Igual que las rematadas hace dos meses. Una de ellas se vendió en 100 mil euros: una figura que representa al dios Xipe Tótec, mientras una gran piedra en forma de disco en la que se ilustra el juego maya de pelota alcanzó 120 mil euros. Las autoridades francesas permiten esas ventas porque las piezas fueron adquiridas de buena fe
por sus dueños y antes de que se aprobara la legislación que protege el patrimonio arqueológico de México.
Sí, luego de la fiesta del 15 y el 16, somos otro México. Lo que no cambia son las declaraciones de los funcionarios.