Hoy estamos viendo la filosofía decimonónica de construir mayorías a la fuerza, asegura
Luego de 200 años de Independencia deberíamos tener una situación radicalmente distinta a la que existe
Pide no aceptar la mediocridad ni caer en la resignación
El DF es disidente, asegura
Viernes 17 de septiembre de 2010, p. 36
El jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard Casaubon, apremió a los mexicanos a cambiar las ideas decimonónicas de construir mayorías a fuerzas, con todo tipo de artificios legales
; de suponer que el pluralismo y la vida democrática “es un estorbo, en vez de la condición sine qua non para que el país tenga acuerdos, estabilidad y seguridad”, y superar el conservadurismo mediocre
que se apoderó de México.
Al encabezar la ceremonia conmemorativa con la que el Gobierno del Distrito Federal recordó el miércoles pasado, en el patio del Antiguo Palacio del Ayuntamiento, el bicentenario del inicio de la lucha de Independencia, el titular del Ejecutivo local resumió que el país está en una situación radicalmente distinta de lo que pensaron quienes lo fundaron. Hoy tenemos 57 millones de mexicanos en pobreza, 18 millones y medio apenas sobreviven y 12 millones no tienen acceso a los servicios de salud
.
A continuación se reproduce el mensaje íntegro.
Habría que iniciar con un comentario de previo y especial pronunciamiento, porque el día de hoy nos congregan 200 años de la Independencia de México, el inicio de la Independencia de México.
También varios años en los que hemos venido recuperando los espacios públicos y políticos de la ciudad de México; la ciudad de vanguardia, la ciudad liberal, la ciudad disidente. Hasta 2007 pudimos reinstalar las festividades del ayuntamiento de la ciudad de México, tomó tiempo, pero se pudo.
Por ello hemos convocado a esta ceremonia, primero, para subrayar que la ciudad celebra, conmemora, recuerda la gesta histórica, como hemos venido haciendo desde 2007. Y segundo y muy importante, porque ésta es una ceremonia republicana, sobria, en la tradición del ayuntamiento de la ciudad.
Nos pareció que era la mejor forma de conmemorar los 200 años.
Hoy, bueno, todo el día va a ser ¡viva México!, eso es lo que vamos a gritar todas, todos los mexicanos, con dos significados: el primero es el orgullo de identidad, ser parte de México, de la historia de nuestra patria, del orgullo que tenemos por nuestra historia, por quienes iniciaron este movimiento. No los olvidamos. Los que iniciaron este movimiento fueron perseguidos, despedazados, excomulgados y destruidos en los primeros meses del movimiento.
Pero como tenían razón histórica, por eso estamos hoy aquí, por eso tenemos un país y por eso debemos ver el futuro con confianza y resolución.
Entonces hoy, la primera parte es el orgullo de ser mexicanos: identidad, orgullo de pertenecer a este país, de ser parte de México, de lo que nos caracteriza y de lo que significa para todas y para todos.
La segunda es un reclamo, o dicho de otro modo, qué tan lejos estamos de lo que pensaron quienes fundaron este país. Sólo me refiero a tres ideas básicas:
Primero, querían hacer un país independiente. ¿Para qué?, bueno, obviamente porque queríamos gobernarnos a nosotros mismos, igual que nos pasó aquí en el Distrito Federal, que hasta 1997 elegimos a nuestro jefe de Gobierno. Lo lograron, nos gobernamos a nosotros mismos.
Segundo, porque querían hacer un país más justo. En términos del siglo XVIII decían: queremos hacer una nación, porque el propósito último es lograr la felicidad de las y los mexicanos
, Rousseau, siglo XVIII.
Traducido al siglo XXI quiere decir que deberíamos tener en este país una situación radicalmente distinta a la que existe. Hoy tenemos 57 millones de personas en la pobreza, 12 millones sin servicios de salud, 18 y medio millones que apenas sobreviven. A 200 años del propósito original algo está mal y es algo serio.
La otra idea primordial es: vamos a construir una nación. Y en plena guerra estaban pensando cómo la iban a organizar, cómo iban a organizar el gobierno. Elaboraron su Constitución, los Sentimientos de la Nación, que son la exposición de motivos. La idea esencial es: un régimen democrático que permita que la cohesión sea el resultado del acuerdo y no de la fuerza, porque el imperio español estaba fundamentado en la fuerza.
Sobre esto último habría mucho que decir, sólo me refiero a lo primordial. Todavía hoy estamos viendo la filosofía decimonónica de construir mayorías a fuerza, con todo tipo de artificios legales, por ejemplo, cómo reducir la representación para garantizar la hegemonía de una fuerza política y suponer que el pluralismo y la vida democrática es un estorbo, en vez de la condición sine qua non para que el país tenga acuerdos, y por tanto estabilidad y seguridad.
Entonces, tres ideas: gobernarnos a nosotros mismos, construir una sociedad con equidad, justa, y construir los fundamentos de la vida política del país sobre la base del acuerdo.
Doscientos años después, particularmente en la causa social –que además es la que caracteriza nuestra Independencia–, estamos muy lejos.
Por un lado orgullo –vamos a tener nuestra fiesta, claro que sí, hay motivos para festejar, tenemos que festejar a nuestro país, a nuestra patria, a nuestra historia, a nuestra identidad–, pero por otro también, cuando gritemos ¡viva México!
va a ser: queremos que esto cambie, queremos que cambie en esta generación y queremos que cambie pronto; no resignarnos a lo que hoy es la realidad del país.
Tenemos –y se puede, y si se quiere se debe hacer– que cambiar las ideas que han predominado en México en los últimos 20 años.
A lo primero que se atrevieron los insurgentes fue a pensar distinto. Por eso sacaron a Hidalgo de Morelia, además de que hablaba francés y quería convencer a todos. Desde ahí encabezó el movimiento. Entonces lo mandaron al curato más chiquito, más pobre que hubiese, y aún tenemos patria porque él salió desde ahí con 14 personas y con ideas nuevas.
Por ello debemos tener ideas nuevas, debemos pensar distinto. Y lo primero que hay que hacer es cambiar las ideas, ese conservadurismo mediocre que se apoderó de nuestro país.
El reclamo de ¡viva México!
tiene que ser el reclamo por una esperanza, por otra forma de pensar y por otra ruta. Si no hay equidad no hay prosperidad; si no hay acuerdo no hay estabilidad; si no hay equidad y estabilidad no habrá seguridad. Es otra forma de pensar, es ver hacia el futuro de otra manera y nosotros lo podemos hacer más fácilmente porque esta ciudad es de vanguardia, no de ahora, siempre lo ha sido. Aquí a la gente le da pena decir que es de derecha.
Entonces conmemoramos con mucho orgullo a nuestros héroes, a nuestras heroínas, a esa generación que pensó distinto, que nos legó una patria.
Por otro lado, asumimos ese reclamo que hoy se va a escuchar en todo México. Lo entendemos y aspiramos en todas nuestras acciones de gobierno a representar esa aspiración y esa resolución. No a la mediocridad, no al conservadurismo y no a la resignación, México puede ser distinto y lo será.