La Cruz Roja Mexicana existe desde hace 100 años. Fue designada por el presidente Porfirio Díaz como el organismo encargado de levantar a los lesionados en las calles. Así lo ha hecho desde entonces, y actualmente es una de las instituciones legalmente reconocidas y acreditadas para esa labor.

Sus más de 20 mil paramédicos tienen certificados emitidos por la Secretaría de Educación Pública, los cuales se renuevan cada dos años y son avalados por escuelas de medicina nacionales y extranjeras. En tanto, las ambulancias cumplen –hasta de más– las especificaciones de la norma oficial mexicana (NOM) 237 sobre atención prehospitalaria de urgencias médicas.

Lo malo es que no alcanza a atender la demanda de servicios que a diario se genera en el país, manifestó Iván Villarreal, coordinador de la Escuela Nacional de Técnicos en Urgencias Médicas de la institución. Explicó que del total de llamadas de auxilio que se reciben, la Cruz Roja sólo puede atender 60 por ciento aproximadamente. Todas de manera gratuita.

Para dar respuesta al resto, el organismo busca apoyo de otras corporaciones legales y reconocidas, como el Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas, en el caso del Distrito Federal. Pero sin duda, admitió, existe una cantidad indeterminada de peticiones que son cubiertas por servicios patito, es decir, los que se encuentran en las calles con una camioneta con el letrero de ambulancia y supuestos paramédicos que durante el día se dedican a botear y por las noches, principalmente los fines de semana y los días de quincena, andan persiguiendo lesionados.

De hecho, explicó Villarreal, es frecuente que al lugar del accidente llegue primero alguna unidad que funciona de manera irregular y, debido a que persiguen fines de lucro, cuando se acerca el vehículo de la Cruz Roja Mexicana se apresuran a subir al lesionado a su ambulancia, generalmente con movimientos imprudentes, sin dispositivos de inmovilización para evitar un problema mayor al paciente. A veces esas camionetas ni siquiera cuentan con el equipo indispensable.

El especialista reiteró que si bien la demanda de servicios rebasa la capacidad de atención de la Cruz Roja, otro tipo de organizaciones pueden llegar antes, porque se dedican a espiar las frecuencias de radiocomunicación, también de manera ilegal.