ue se recuerde, es el sistema de seguridad más resguardado y analizado en la historia reciente de Estados Unidos. Permitirá saber quién tuvo la culpa del accidente
en que murieron 12 personas y muchas más resultaron heridas al estallar la plataforma Deepwater Horizon en el Golfo de México. Además, causó el derrame de petróleo más grande en la historia del vecino país. Aunque todos señalan como culpable a la British Petroleum, la trasnacional que utilizaba dicha plataforma, por comenzar a extraer petróleo antes de que el sistema de sellamiento y seguridad estuviera completamente listo, hay otras grandes empresas involucradas en el accidente
. Por ejemplo, la que colocó las válvulas de seguridad que se activarían en caso de alguna falla en el sistema de extracción del hidrocarburo.
Clarificar lo ocurrido es un asunto primordial tanto para la administración del presidente Obama (cuya popularidad ha bajado considerablemente y recibe despiadados ataques de la extrema derecha) como para las trasnacionales petroleras, sumidas en el desprestigio por intentar minimizar las causas y los efectos del derrame. Aunque Obama ya comenzó a restructurar el corrupto e ineficiente aparato administrativo responsable de dar los permisos para explotar minerales en el país y supervisar que los favorecidos hagan las cosas correctamente, hay otros pendientes sin resolver. Como la estricta legislación que el presidente anunció para evitar en todo lo posible derrames en aguas marinas; fijar el monto de las sanciones a los responsables del accidente
en la plataforma Deepwater Horizon; falta igualmente el dictamen de los científicos sobre el efecto de la contaminación causada por el derrame de casi 800 millones de litros de petróleo en la fauna y la flora marinas y en las islas y la franja costera; y resolver en los tribunales la mayoría de las demandas entabladas contra la British Petroleum por los afectados en tierra y mar, en especial los pescadores y las empresas dedicadas al turismo.
Por su parte, las trasnacionales petroleras buscan ahora afanosamente limpiar su imagen ante la opinión pública y sus accionistas, a fin de lograr que sus tareas futuras no reciban la oposición generalizada. Intentan, por ejemplo, minimizar los efectos del derrame afirmando que las bacterias marinas, los rayos del sol y el compuesto químico esparcido para descomponer y neutralizar la columna de hidrocarburo que salía del pozo, dieron cuenta ya de la mayor parte del líquido derramado y que el resto se degradará este año. Algo que no avala de ninguna forma la Agencia de Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos al señalar recientemente que los efectos serán duraderos.
Con presumir de que en adelante cuidarán a sus trabajadores y al medio ambiente antes que buscar la ganancia fácil, las trasnacionales buscan seguir sin problemas con la extracción en el Golfo de México y, si reciben autorización, en ciertas áreas del Pacífico y Atlántico de Estados Unidos. Pero además, iniciar en grande trabajos de exploración y perforación en el Ártico. Bajo sus 6 millones de kilómetros cuadrados existe una gran reserva de hidrocarburo que las condiciones naturales y climáticas han impedido extraer, pero los efectos del calentamiento global (entre ellos el deshielo) están facilitando las operaciones. Estados Unidos y los otros cinco países con territorio en esa parte del planeta: Canadá, Rusia, Noruega, Dinamarca y Groenlandia, basan parte de su futuro económico en el petróleo, el gas y otros recursos naturales que allí existen. Los tres últimos no cuentan con tecnología propia para realizar esas tareas, por lo que recurrirán a las trasnacionales del vecino país e Inglaterra, principalmente.
Mientras, siguen los accidentes. Dos recientes ocurrieron en aguas del Golfo de México, frente a Luisiana, en plataformas de la empresa Mariner Energy, y no hubo derrame de crudo. Otros dos en China sí afectaron el medio marino. En espera del próximo, sería bueno saber el destino de la demanda anunciada por las autoridades mexicanas contra los responsables del derrame del 20 de abril pasado por los daños que causó al país. Y además, saber en qué consistieron.