Ginebra, 11 de septiembre. El canciller brasileño Celso Amorim aseguró este sábado, al margen de una conferencia en Ginebra, Suiza, que el Mercado Común del Sur (Mercosur) y la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) pueden ser más efectivos que la Organización de Estados Americanos (OEA) en la mediación entre países sudamericanos.

La OEA tiene su rol, porque hay muchos países que no son parte de la Unasur y del Mercosur, como las naciones de América Central y del Norte, porque tiene una organización jurídica más acabada y en algunos casos puede ser necesaria, afirmó Amorim.

Creo que para el ejercicio de buenos oficios entre los países sudamericanos, la Unasur o el Mercosur, dependiendo del caso, pueden ser más efectivos, apuntó el canciller brasileño, quien participa en una conferencia sobre seguridad internacional organizada en Ginebra por el International Institute for Strategic Studies, con sede en la ciudad de Londres.

La Unasur y el Mercosur son totalmente complementarios, añadió. Sobre la primera organización, el canciller subrayó que ha probado que es muy eficaz actuando discretamente algunas veces, como en las tensiones entre Colombia y Venezuela, en las que el ex presidente argentino Néstor Kirchner estuvo en parte de la reunión. La propia canciller de Colombia (María Ángela Olguín) ha agradecido al presidente (brasileño Luiz Inacio Lula da Silva) y a la Unasur haber ayudado, recordó.

La ministra colombiana de Relaciones Exteriores, en una entrevista publicada hace un mes, destacó el rol de Argentina y Brasil como líderes en el proceso de normalización de las relaciones de Bogotá con los países vecinos.

Amorim desestimó que haya un enfriamiento de las relaciones entre Washington y Brasilia tras un desacuerdo en la diplomacia hacia Irán. Tenemos que ser personas maduras, que concuerdan en los objetivos, pero pueden disentir de las tácticas.

Funcionarios brasileños se han quejado de que sus esfuerzos por retomar un acuerdo de canje nuclear, que pudiera aliviar la presión mundial sobre Irán, fueron desestimados por el estatus de Brasil como potencia emergente.