Se requieren políticas articuladas
de desarrollo que beneficien a los más pobres, advierte Teixeira
Encargado del plan de Lula contra el crimen, expone cómo lograron crear zonas de paz en áreas delictivas
Domingo 29 de agosto de 2010, p. 7
La única forma de combatir la delincuencia y los índices de violencia es construyendo políticas articuladas de desarrollo social, económico, cultural, educativo y laboral que beneficien a los estratos más pobres, afirmó el secretario ejecutivo del Programa Nacional de Seguridad Pública con Ciudadanía de Brasil, Ronaldo Teixeira.
Como resultado del esfuerzo gubernamental –señaló–, en cuatro años se ha logrado transformar en áreas de paz las zonas de mayor incidencia delictiva, y para ello ha sido necesario poner en marcha programas sociales que permitan a los jóvenes alcanzar sus sueños, recuperar las áreas públicas y alejarse de la violencia.
En cuatro años –explicó–, se ha transformado el paradigma policiaco, social y económico de Brasil. Como principio, ahora todos los policías reciben cursos de capacitación en más de 66 universidades para apoyar a la sociedad, y se busca que sean agentes de proximidad, de diálogo con sus ciudadanos, no únicamente un cuerpo represivo, sino también con capacidad para combatir el crimen.
Error, desaparecer las policías de proximidad
En Brasil se está viviendo un proceso de transformación cultural. Se está pasando de la cultura de la individualidad a la de la solidaridad. Ahora, mediante programas públicos totalmente articulados se busca que haya oportunidades para todos. Hemos avanzado hacia procesos que hagan soñar a los jóvenes, pero también que tengan posibilidades de cumplirlos. Ello ha implicado transformar el modelo económico durante el mandato del presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Ronaldo Teixeira consideró que es un error desaparecer las policías de proximidad, funciones que en México son cumplidas por las corporaciones municipales. Señaló que esos elementos deben ser capacitados, educados y mejor remunerados. Pero “también se tiene que modificar su paradigma y deben dejar de ser un cuerpo represivo para ser uno de diálogo y entendimiento con su comunidad, lo que ha permitido transformar las áreas violentas en zonas de paz y de cooperación entre sociedad y autoridades.
“Nada cambia si sólo se ponen en marcha programas sociales, ni si únicamente se usa a la policía, se pavimenta o se iluminan las calles. Tampoco se avanzará si sólo se crean escuelas o se dan apoyos económicos a las familias o jóvenes. Todo tiene que estar articulado y operar como uno solo.
“Antes, el escenario en Brasil era similar a lo que ocurre en México: los jóvenes eran atraídos por la delincuencia, pero con el cambio de paradigma, el gobierno ha permitido que los jóvenes que buscan un sueño puedan alcanzarlo.
“Estos programas, que incluyen educación laica y gratuita en todos los niveles; estímulos económicos para padres de familia, que sólo pueden cobrarlos si llevan a la escuela a sus hijos en edad de primaria y secundaria; apoyos gubernamentales para la adquisición de viviendas dignas, mejoramiento del mobiliario urbano y detección y atención oportuna de problemas de adicción.
Lo que se hace es romper lo que llamamos las venas que alimentan el crimen, y para ello es necesario que los jóvenes pasen de zonas oscuras a zonas luminosas, es decir, que puedan tener educación, alimentación, cultura, seguridad y oportunidades. Eso se ha estado trabajando con el presidente Lula; más de medio millón de jóvenes que habitan en zonas que antes eran las de mayor criminalidad en Brasil, son beneficiarios de estos programas, y han convertido sus barrios en zonas de paz
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Teixeira comentará este lunes los logros que ha tenido el Programa Nacional de Seguridad Pública con Ciudadanía, en el Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, y también de cómo el gobierno brasileño ha destinado en ocho años más de 150 mil millones de reales (1.76 reales equivalen a un dólar) a la articulación de estos programas, que han ido abatiendo los índices de criminalidad en los últimos cuatro, al bajar en 50 o 60 por ciento el número de asesinatos en esas zonas, y también ha creado redes sociales que interactúan con las autoridades.