La central de Bushehr contará con la supervisión de la AIEA
Sábado 21 de agosto de 2010, p. 25
Teherán, 20 de agosto. Irán pondrá en funcionamiento este sábado su primera planta nucleoeléctrica, después de trabajar en su construcción y equipamiento durante 35 años y tras media década de presiones de las potencias atómicas armadas, que se oponen a su programa de desarrollo de energía de fisión.
La central de Bushehr, que estará bajo la supervisión de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), comenzará a funcionar a su máxima capacidad en un mes y medio, cuando dote de mil megavatios a la red eléctrica de este país centroasiático, con base en tecnología rusa.
Técnicos rusos han colaborado desde 1995 con sus pares iraníes para armar el reactor atómico de la planta, que comenzarán a cargar con 165 barras de combustible.
El jefe del programa nuclear iraní, Ali Akbar Salehi, informó que los técnicos del país continuarán el proceso de enriquecimiento de uranio hasta llegar al punto en que el combustible atómico sea producido en el país y se erradique la dependencia de Rusia, cuyos especialistas tomaron el proyecto que en 1975 fue iniciado por la compañía alemana Siemens.
La central de Bushehr tiene una vida útil de 60 años, pero Irán quiere acabar antes con esas adquisiciones, planteó Salehi.
Irán tiene un plan de construcción de nucleoeléctricas que le abastezcan de 20 mil megavatios.
Las operaciones en la central de Bushehr se retrasaron primero por la revolución islámica de 1979, luego por la guerra que Irak lanzó contra Irán por instigación de Estados Unidos y, finalmente, por las presiones de las potencias atómicas e Israel, que en 1981 bombardeó Irak para destruir un reactor atómico en construcción.
La decisión de mantener el proceso de enriquecimiento de uranio fue este año la causa de que la Organización de Naciones Unidas impusiera la cuarta ronda de sanciones diplomáticas y de comercio militar contra Irán, por presiones de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Alemania, que afirman que la república islámica tiene un plan secreto de fabricación de armas nucleares, lo que no ha sido probado con las auditorías de la AEIA.
Rusia evitó que las sanciones impidieran la continuación del proyecto de Bushehr, gracias a que entidades rusas dotarán el combustible nuclear para el reactor y se quedarán con los desechos, que eventualmente podrían ser utilizados para la fabricación de misiles atómicos.