La labor que realizan trabajadores humanitarios en el mundo atendiendo a la población víctima de desastres naturales, conflictos armados y situaciones derivadas de la escasez de recursos, enfrenta cada vez mayores desafíos y riesgos, sobre todo por el incremento de la violencia y porque algunas situaciones son explotadas con fines políticos, y en esos casos la ayuda no es bienvenida.

Muchos trabajadores humanitarios son víctimas de acoso, intimidación, violencia y a veces de asesinato, lo cual se explica por la intervención de fuerzas intermedias, gobiernos, milicias y elementos armados que no sólo impiden que la ayuda humanitaria se entregue, sino que a veces la roban y la corrompen, lamentó Magdy Martínez-Solimán, coordinador residente del sistema de Naciones Unidas en México.

Añadió que esas fuerzas también cometen vilezas como secuestrar a trabajadores humanitarios y precisó que ello se debe a que muchas tragedias humanitarias no son causadas por la lluvia o porque tiemble; son fenómenos con intencionalidad política o étnica, y quienes venimos a ayudar contravenimos los designios de castigar a una población determinada.

Durante la ceremonia de conmemoración del Día Mundial de la Asistencia Humanitaria (19 de agosto), la ONU dio a conocer que el año pasado 278 trabajadores de asistencia humanitaria fueron víctimas de 139 incidentes graves. Hace una década, 65 trabajadores de asistencia humanitaria fueron afectados por 34 incidentes.

Con un llamado a proteger y a defender a estos trabajadores, la ONU resaltó que factores como el cambio climático y la falta de recursos, y el incremento del número e intensidad de fenómenos naturales, hacen que esta labor sea cada vez más complicada.

Adrián Ruiz Briseño, director general de la Cruz Roja Mexicana, precisó que ahora los riesgos para los voluntarios humanitarios son mayores; vivimos tiempos difíciles por la violencia, no sólo en México, sino en todo el mundo. Este entorno obliga a actuar con mayores precauciones al atender emergencias.