Como última vía para evitar el cierre de Compañía Mexicana de Aviación (CMA), los sindicatos de pilotos y sobrecargos analizaban ayer la oferta de participación accionaria de sus gremios y la eventual reducción de prestaciones incluidas en sus contratos colectivos de trabajo.

El sábado hubo diversas versiones entre trabajadores y dirigentes, en el sentido de que el fin de las operaciones de la aerolínea es una amenaza constante.

(Los directivos de CMA) están empeñados en bajar la cortina este fin de semana, comentó un piloto, quien forma parte de la directiva de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA).

Otros tripulantes consultados por este diario señalaron que la situación de la compañía es ruinosa. Ya no hay dinero y buscan la forma de bajar los aviones a más tardar el miércoles entrante.

Mientras tanto, el Partido del Trabajo (PT) anunció que pedirá el martes en la Comisión Permanente del Congreso de la Unión el retiro de la concesión que se otorgó a Gastón Azcárraga para operar Mexicana y las filiales Clik y Link.

El diputado petista Mario di Costanzo dijo que es necesario auditar no sólo el estado actual de Mexicana, sino la venta misma de la empresa. El tema se remonta a la venta y estupidez del IPAB de haber separado a Mexicana y Aeroméxico, que integraban Cintra. Ello provocó que cada aerolínea se vendiera por separado a un precio muy barato, manifestó.

Juntas, agregó el legislador, valían 2 mil millones de dólares, y separadas apenas 400 millones. Es decir, se regaló Mexicana a Azcárraga por 160 millones de dólares y Aeroméxico a Citigroup en 250 millones. Ahí empezó el desfalco, subrayó Di Costanzo.

Además de las distintas versiones, los pilotos están alarmados por la falta de salarios y por ello presionan a sus líderes sindicales. Quieren que les detallen los términos de la oferta de participación accionaria de los trabajadores, pero sobre todo desean saber el tiempo de ejecución del supuesto plan anticrisis.

Y es que, de acuerdo con fuentes consultadas, en la quincena reciente a los pilotos les dieron pagos por 10 mil pesos a cada uno, cantidad sustancialmente inferior a las percepciones ordinarias en ese gremio.

Los sobrecargos, en tanto, piden garantías a la CMA de que seguirá operando. A través de las redes sociales, los tripulantes muestran su inconformidad por la situación actual: Lo que Azcárraga está haciendo con Méxicana no sólo debería ser investigado, sino castigado. Es un fraude, comenta el usuario Pilotoseguro. Otro opina: Los que tenían vuelos pendientes con Mexicana ya se pasaron a fregar. No hay recursos para pagar.

Hasta anoche, el comité ejecutivo de la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación, encabezado por Lizette Clavel, se encontraba evaluando información de potenciales accionistas y elaborando una propuesta con base en el mandato de sus asambleas.

Otro punto que preocupa tanto a los pilotos consultados como al diputado Di Costanzo tiene que ver con los efectos de una posible suspensión de operaciones de Mexicana, en el contexto de la degradación de México a categoría dos en la aeronáutica civil. Bajar los aviones de Mexicana provocaría, alertan, cielos abiertos, es decir, que puedan ingresar a territorio nacional aerolíneas para subir el pasaje y llevarlo fuera del país. Más allá de que la ley obliga a que los aviones con matrícula nacional deben ser tripulados exclusivamente por pilotos nacidos en México, esa situación desencadenaría una seria competencia desleal para la operación de las aerolíneas nacionales.

En el análisis de pilotos y sobrecargos está el factor de la marca Mexicana, que fue transferida por CMA al Nuevo Grupo Aeronáutico. Trascendió que los propios inversionistas (cuya identidad no se ha revelado) realizan una investigación contable sobre la compañía, antes de determinar su eventual participación.

En tanto, como se ha informado, un juez federal estudia el caso a partir de la aceptación de un concurso mercantil, con base en el cual se pondrá orden a un posible escenario de quiebra.

Ambas asociaciones sindicales tienen como objetivo central preservar la fuente de empleo. En particular, los pilotos se verían afectados porque no tendrían muchas opciones para reinsertarse en el mercado laboral, especialmente los que acaban de ser capacitados en Canadá o Suiza para cambiar de avión. Esta capacitación, con estándares internacionales, le representó a la empresa altos niveles de gasto-inversión.