Opinión
Ver día anteriorJueves 29 de julio de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Programa y cuestionamientos
E

l maestro Juan Meliá, titular de la Coordinación Nacional de Teatro del INBAL, me acaba de enviar un grueso documento con diferentes planteamientos. Como no se me pidió confidencialidad los enumero: 1) Plan de trabajo, 2) Plan de desarrollo y planeación, 3) Programación 2010, 4) Convocatoria Programación 2011, 5) Convocatoria Muestra Nacional de Teatro, 6) Proyectos recibidos Muestra Nacional de Teatro, 7) Convocatoria Muestra Escolar en el DF, 8) Convocatoria Iberescena, ayudas a la Coproducción de Espectáculos de Teatro y Danza Iberoamericanos, 9) Convocatoria Iberescena, ayudas a redes, festivales y espacios escénicos para la programación de espectáculos, 10) Convocatoria Iberescena, ayudas a procesos de creación dramatúrgica y coreográfica en residencia y 11) Convocatoria Iberescena, apoyo a encuentros, seminarios y congresos relacionados con la gestión y producción de las artes escénicas.

No hago públicos sus contenidos porque no me considero vocera de la Coordinación, pero sí lo hago con los renglones tratados porque varias veces –cuando el maestro Meliá ha intentado comentármelos en persona– le he pedido que ofrezca una conferencia de prensa para que los conozca el gremio teatral que es el directamente interesado porque afecta a sus necesidades e intereses, mientras que yo, que no niego mi pertenencia como crítica a algún aspecto de la comunidad teatral, me encuentro al margen de estos proyectos y programas que resultan muy importantes y bien se pueden implementar en el tiempo que le queda a la presente gestión.

Insisto, ahora en estas páginas, en que se les dé publicidad porque es evidente que Meliá ha diseñado un plan de trabajo muy riguroso que poco deja al azar, con variados ciclos de programación tanto en el Distrito Federal como en los estados, que es necesario que sean conocidos y comentados por los creadores escénicos. Algunos tienen ya largo historial, como el Teatro Escolar en el centro y en todo el país, pero otros son nuevos y alguno, como lo referente al Centenario y Bicentenario, resultan efímeros y sin repercusiones en los próximos dos años. Se espera que haya recursos suficientes y que la asesoría de especialistas contemple a personalidades de alto nivel, ya que sería muy injusto que creadores escénicos importantes fueran evaluados en las convocatorias por personas de menor trayectoria y calidad.

Por otra parte, los teatristas harán los reparos que consideren convenientes una vez se siga desarrollando el programa. Yo haría algunos, pero el más evidente es que se consideren estrenos a montajes anteriores, no sólo los que se presentan en coproducciones con la UNAM y con la Secretaría de Cultura del DF, lo que estaría justificado, sino casos como Estado de sitio de Rodolfo Usigli en dirección de Mauricio Jiménez que se estrenó por la anterior Compañía Nacional de Teatro a cargo de José Caballero. En cambio, se puede contar a su favor el hecho de dar cabida, en uno de sus ciclos, a los nuevos dramaturgos y, en general, a jóvenes creadores, lo que es una base para su profesionalización.

Esto me lleva a cuestionar los apoyos que ha tenido por largos años la sección México de ITI-UNESCO con sus grupos de aficionados y que le ha hecho tanto daño a los teatristas de los estados antes de que programas como Teatro Escolar en los Estados y los comodatos con el IMSS los llevara a considerarse profesionales. El teatro amateur debe existir como empleo creativo del tiempo libre de las personas, nunca como sustituto de los profesionales y todos sabemos de los casos de grupos que se consideraban amateurs para no pagar los derechos de autor de las obras que escenificaban, y ni siquiera informaban a los autores, pero cobraban entrada y a veces la taquilla les resultaba más que generosa. Estos vicios (y muchos otros como el derroche en viajes que nada aportan) todavía subsisten pero cada vez menos y esperamos que se vayan erradicando en la medida que la ITI-UNESCO se reforme con la nueva dirigencia, ya que la actual directora se jubila. En lo personal me afecta la actual membresía de la sección mexicana de la Asociación Internacional de Críticos de Teatro, dependiente del organismo mundial, que es en verdad deplorable y que pone mal en el extranjero a los que ejercemos con seriedad el oficio.