A unos días de cumplir 99 años, lo que ocurrirá el 3 de agosto, el compositor Manuel Esperón se mostró ayer profundamente contento y animoso durante la develación de un busto con su efigie en la Plaza de los Compositores.

Me gusta que todavía se ocupen de mí y me hagan estos reconocimientos y festividades. Mis canciones fueron dedicadas a México, por México y para México, dijo el autor, luego de haber descorrido el paño rojo que cubría su imagen en bronce.

Ojalá y ahora no me escupan; la gente se chotea de las figuras y de las estatuas.

Arropado por un tumulto de reporteros, cámaras de televisión y fotográficas, y acompañado de familiares y amigos, concluyó el homenaje que la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM) rindió al maestro Esperón, quien durante varios años fue integrante del consejo directivo y actualmente es vicepresidente honorario de la agrupación.

En la ceremonia, encabezada por representantes del cuerpo directivo de esa institución, entre ellos los compositores Martín Urieta y Felipe Gil, se situó a Manuel Esperón como personaje central en la definición de la identidad del México contemporáneo, merced a su prolífico trabajo dentro del cine nacional, con más de 500 títulos musicalizados, además de 975 canciones.

Puente entre lo rural y lo urbano

Don Manuel es un espeleólogo del alma nacional, definió el diplomático Luis Ortiz Monasterio, quien destacó la forma en que Esperón, debido a la musicalización de diversos títulos de la época de oro de nuestra cinematografía, propuso un nuevo estilo basado en un universo musical acorde con la realidad social de mediados del siglo XX.

“Creó con ello un puente entre los ámbitos rural y urbano; la Revolución Mexicana se mudaba del campo a las ciudades, el jornalero pasaba a ser proletario, nuestro país pasaba de Allá en el rancho grande a habitar en el vecindario de Amorcito corazón”, agregó el ex embajador en Colombia, quien es amigo del compositor.

Manuel Esperón en la Plaza de los Compositores, ayer, durante la develación de su efigie en bronceFoto Jesús Villaseca

Tras recordar que fue Esperón quien introdujo el mariachi en el cine nacional, Ortiz Monasterio subrayó cómo el también arreglista, sin ser originario de Jalisco, descubrió y plasmó con su música el paradigma vernáculo del país, expresó el México eterno, la sensibilidad de sus personas en el murmullo de los tianguis, en los tinglados de las vecindades.

Creador musical vigente

Luis Ortiz Monasterio consideró decisivos los aportes de Manuel Esperón para que Pedro Infante y Jorge Negrete alcanzaran las cimas de máximos exponentes de la canción mexicana y se convirtieran en iconos legendarios.

“Las películas que musicalizó le han reportado que sus composiciones sigan escuchándose por públicos de todas las épocas. Por eso seguimos afirmando que Esperón no es un compositor del ayer; es un creador musical vigente, vivo, imperecedero.

Manuel Esperón, en suma, nos evoca esa visión de patria no contaminada por un falso ánimo cosmopolita.

El periodista e historiador Jacobo Morett aseguró que el homenajeado es uno de los hombres que más han hecho por la identificación y la identidad del país, y lo incluyó entre esa estirpe de artistas que nos levantan el ánimo y nos hacen sentir que ser mexicanos no es una deshonra, sino un orgullo.

En nombre de don Manuel habló su esposa, Beatriz, quien afirmó que el próximo 3 de agosto será una fecha muy especial para el compositor, no sólo porque cumplirá 99 años de vida, 80 de trayectoria y 40 de matrimonio, sino porque ese día será develada una estatua suya en la Plaza de Garibaldi.

El busto en bronce de Manuel Esperón, creado por Ariel de la Peña, yace en la Plaza de los Compositores (ubicada en la intersección de Patriotismo y Alfonso Reyes, colonia Condesa), al lado de los de Chucho Monge, José Alfredo Jiménez, Consuelito Velázquez, José Angel Espinoza Ferrusquilla y Chava Flores, entre otros, no así el de Francisco Gabilondo Soler Cri-Cri, el cual fue robado.