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Toledo 70

El tiempo me pondrá en mi lugar y no precisamente en las primeras filas, dice

Uno trabaja no para dejar huella, sino porque debe hacerlo: Toledo

La pintura me aburre y ahora busco con el vidrio crear algo diferente, comparte a La Jornada

De las acusaciones en su contra, señala: haz algo bueno y espera la pedrada

Foto
Toledo en el Centro de las Artes de San Agustín EtlaFoto Yazmín Ortega Cortés
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 17 de julio de 2010, p. 7

Oaxaca, Oax., 16 de julio. Aunque no le gusta mucho, el artista Francisco Toledo habla de sí mismo, de que no hay nada que festejar por sus 70 años de edad, de los achaques de la vida, de su hartazgo de los homenajes, de su error de haber intervenido en la solución de problemas sociales, de que nunca obtendrá su credencial para votar con fotografía y hasta de su aburrimiento por la pintura.

Todo va mermando, me siento más que cansado. Véanme las canas, afirma.

De buen humor, el pintor, dibujante, escultor, impresor, ceramista, promotor cultural, filántropo y activista social, Francisco Benjamín López Toledo, nacido el 17 de julio de 1940 en Juchitán de Zaragoza, dice que nada tiene que festejar por su cumpleaños, sino porque “a esta edad, a la gente de 70 años, le aquejan muchos males.

¿Pero que hay qué festejar? ¿De qué quiere que le hable, de la próstata, de las vértebras, del hígado, de qué?, se ríe, ironiza.

Y aclara que no estará en ningún lugar público para evitar recibir algún homenaje o felicitaciones de sus amigos al estar hastiado de todo eso.

Ya estoy harto de homenajes, de los amigos. Ya no estoy para eso; ya soy como parte de la Guelaguetza, de nuevo riendo, señala.

Hizo lo que pudo

–Pero usted es considerado uno de los mejores artistas vivos de México.

–No sé qué reconocerán; a mí no me sirve de mucho el reconocimiento a los 70 años. Ya no puedo caminar como antes, ya no puedo correr, si me destapo en la noche, me da tos, ja, ja, ja. Están más presentes los males físicos que eso que dicen de contribución al arte.

“Además, creo que es un mito eso de uno de los mejores artistas. El tiempo me pondrá en mi lugar y no precisamente en las primeras filas. Tengo un hijo que es más talentoso, el Doctor Lakra (Jerónimo López Ramírez, pintor y tatuador).

–¿Entonces, no cree usted que ha hecho alguna contribución al arte?

–No puedo hablar de contribución; hice lo que pude. Ya es una cosa del pasado. Uno trabaja no para dejar huella, sino porque tiene uno que hacerlo.

–¿Está satisfecho por lo que ha realizado?

–Creo que desaproveché el tiempo de pintor para meterme en problemas que no tienen solución. He dado también más de 20 años en muchos proyectos y es mucho tiempo perdido que pude dedicar a mi obra.

“En el fondo, todo lo que uno hace se va yendo, no tiene uno la memoria de lo hecho con el paso de los años porque las obras no las vuelve a ver uno.

–¿Hasta cuándo seguirá pintando?

–La pintura no requiere de tanto esfuerzo físico ni es una cosa heroica. En el fondo, la pintura me aburre; eso de abrir el tubo, disolver el contenido en el aguarrás, agarrar el pincel y aplicarlo sobre la tela. Ya lo he hecho tanto, que he llegado al aburrimiento. Ahora estoy buscando con el vidrio hacer algo distinto. Ya terminé una puerta de vidrio para la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México que se inaugurará en unos días en Ciudad Universitaria. No sé como quedó, tendré que ir para ver que no la hayan puesto de cabeza, ja, ja, ja.

–Usted ha dicho varias veces que está cerca su retiro.

–De hecho vivo retirado, ya no participó mucho, pero debo seguir trabajando hasta donde se pueda, porque tengo la necesidad de las instituciones (que ha fundado), de las escuelas de los hijos, de las enfermedades y hasta para comprar la caja del muerto.

–¿Se siente incomprendido por las acusaciones que han hecho a usted en diferentes ocasiones a pesar de su aportación al arte, la defensa del patrimonio cultural y natural, y su compromiso social?

–Es absurdo todo eso. Hace poco una amiga me mandó una carta con un dicho en inglés que creo que dice: haz algo bueno y espera la pedrada. No hago mucho caso de eso, necesito más mi paz y mi tranquilidad.

Desconfianza por la democracia

–¿Y ya obtuvo usted su credencial de elector para votar?

–No, no la voy a sacar; voy a morir sin haber votado. Mi padre nunca votó por su desconfianza a todo lo que se llama democracia.

Toledo ha creado también instituciones reconocidas internacionalmente como el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), la Biblioteca para Invidentes Jorge Luis Borges, el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo, el Museo de Arte Contemporáneo (Maco), el Cine Club El Pochote, el Jardín Etnobotánico, la Fonoteca Eduardo Mata, la Biblioteca Francisco de Burgoa y el Centro de las Artes de San Agustín Etla (CASA), además de participar en el rescate del antiguo Convento de Santo Domingo de Guzmán.

A la vez, fundó el Patronato Pro Defensa del Patrimonio Cultural y Natural de Oaxaca (Pro-Oax) y el Comité de Liberación 25 de Noviembre para lograr la excarcelación de simpatizantes del movimiento magisterial y popular, aglutinado en la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO).

También ha recibido el doctorado honoris causa de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO) y el premio Right Livelihood, por su compromiso personal y de su arte en favor de la protección, el desarrollo y la renovación de la herencia arquitectónica y cultural, el medio ambiente y la vida comunitaria de Oaxaca.

También, participó como integrante de la Comisión de Mediación, junto con el obispo emérito de Tehuantepec, Arturo Lona Reyes y el coordinador de la Comisión de Justicia y Paz de la Arquidiócesis de Oaxaca, que se integró para solucionar el conflicto político-social en la entidad en 2006.