El mediocampista Andrés Iniesta anotó a cuatro minutos del término de los tiempos extras
En su tercera final, Holanda se quedó de nuevo en la orilla
El partido tuvo constantes cortes por faltas; Webb sacó 14 tarjetas amarillas y una roja
Casillas salvó acciones claras de Robben
Lunes 12 de julio de 2010, p. 2
Johannesburgo, 11 de julio. La furia roja conquistó hoy el Mundial de Sudáfrica al derrotar 1-0 a Holanda con gol de Andrés Iniesta al minuto 116 del partido. El título es el mayor hito del futbol español y convirtió al país ibérico en el octavo miembro del selecto club de campeones del orbe.
Era un encuentro para terminar con los fantasmas del pasado, pero un arbitraje protagónico, más la propia incapacidad ofensiva de Holanda, condenaron al equipo naranja a vivir cuatro años más de frustración tras perder hoy su tercera final de una Copa del Mundo.
Holanda cayó en las finales de 1974 y 1978, y quería a toda costa evitar convertirse en la única selección en perder tres. Pero no pudo. La derrota de hoy revive su trauma y sostiene el mote de eterna candidata
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España, tras casi un siglo de futbol alcanzó la gloria y redondeó su mejor época al sumar este cetro al obtenido en la Eurocopa 2008.
La furia roja tuvo más tiempo el esférico y pudo haber ganado antes, mucho antes, pero también podía haber perdido si no surge, de nuevo, su capitán, el portero Iker Casillas, para amargarle la noche a su ex compañero en el Real Madrid Arjen Robben.
Vicente del Bosque volvió a confiar en Pedro en detrimento de Fernando Torres, tras el espectacular partido que jugó en semifinales ante Alemania, en tanto que Bert van Marwijk recuperó para la causa, tras cumplir su sanción ante Uruguay, al lateral diestro Van der Wiel y al medio centro De Jong.
España asumió de salida su papel dominador. Llevó las riendas, quizá hasta más de lo esperado ante una Holanda que prácticamente no quiso o no pudo jugar, y se contentó con frenar el motor español. El primer cuarto de hora fue alentador para la furia roja, que en 12 minutos tuvo tres ocasiones para abrir el marcador, dos de Sergio Ramos y una de Villa.
Los dirigidos por Van Marwijk consiguieron frenar el vendaval ibérico cortando el juego constantemente, aún a costa de tarjetas que pudieron convertirse en rojas, sobre todo una patada de Nigel de Jong en el pecho de Xabi Alonso.
El equipo de los tulipanes tuvo poca imaginación al frente, apostó por las descolgadas de Robben y la movilidad de Wesley Sneijder; sin embargo, eso fue suficiente para resquebrajar la zaga hispana y complicar la salida de los atacantes, dificultar la visión de Xavi y las maniobras de Iniesta, pese a la agilidad de Pedro y el desgaste de Villa.
Las constantes interrupciones acabaron ofreciendo una primera mitad sin espectáculo, de lucha sorda y deslucida, que se cerró con dos oportunidades de gol para Holanda, en un remate fallido de Mathijsen y en un disparo de Robben que sacó Casillas junto a su palo izquierdo.
Para el complemento la lucha continuó igual. El juego no podía hallar el cauce que diera fluidez y continuidad. A la escasez de ideas se le añadía que el partido estaba más tiempo parado que en acción. Y estuvo a punto de aprovecharlo a los 60 minutos Holanda, en un balón con el que se hizo Sneijder en el centro del campo y envió en profundidad a Robben, quien se quedó solo ante Casillas, pero el guardameta volvió a vencer en el mano a mano.
Para entonces ya había saltado al campo Jesús Navas en lugar de Pedro. El extremo derecho del Sevilla no tardó en hacerse notar y provocó en una internada una clamorosa ocasión de David Villa, cuyo disparo a gol lo desvió Heitinga.
En cualquier momento se podía desnivelar la balanza, aunque volvió a ser España la que tocó la puerta, con un remate de Sergio Ramos que se fue por alto.
Holanda estaba cansada y se replegó ante el acoso del conjunto de Del Bosque, pero dispuso de un contragolpe importante, aunque Robben de nuevo perdió frente a Iker: el capitán trepó a la gloria una vez más ante el desfalleciente jugador holandés.
España, pese a la entrada de Cesc Fábregas, no fue capaz de encontrar la dinámica mínima para desbordar nuevamente a un equipo bien plantado atrás, cuya apuesta estuvo a punto de dar frutos, pero que no puede ocultar su avaricia en cuanto a la fabricación y su excesivo juego duro, que desesperó por momentos a Iniesta y compañía.
Perdonó España en la prórroga, porque después de un posible penal de Heitinga a Xavi cuando el barcelonista iba a rematar, Cesc, Iniesta y Jesús Navas tuvieron en sus pies de nuevo la sentencia y no la encontraron.
Del Bosque se jugó su última carta en el descanso del periodo adicional y optó por dar entrada a Fernando Torres en lugar de Villa, quien perdió así la opción de acabar como líder en solitario de la tabla de artilleros.
Heitinga fue expulsado cuando faltaban 11 minutos por disputarse, por ver la segunda amarilla al detener a Iniesta en el momento que se iba en solitario.
Holanda se dedicó a esperar los penales con más claridad que hasta entonces, pero ahí surgió, inconmensurable, la figura de Iniesta. España cometió una falta más por el sector derecho que el silbante no marcó, el ataque español continuó e Iniesta envió un poderoso disparo cruzado, para el 1-0.
Con cuatro minutos en el reloj, Holanda no tuvo capacidad para empatar, los jugadores estaban furiosos por la falta no marcada que derivó en gol. Mathijsen increpaba al silbante y desde el banquillo Van Marwijk echaba chispas de coraje. Todo era furia y frustración, el tiempo se agotó y mientras los españoles festejaban en medio de abrazos y llanto feliz, los holandeses seguían reclamando a Howard Webb.
El árbitro impuso récord al sacar el cartón amarillo 14 veces, y una roja. La anterior marca en una final había sido la de México 1986, con seis amonestados.