Incentivar la lectura y mejorar la comprensión de textos no es una carrera contra el tiempo. Tampoco es un proceso de aprendizaje que se pueda medir por la velocidad con que se lee determinado número de palabras por minuto. Lo importante es que se comprenda aquello que se lee, aseguraron especialistas en el sistema educativo nacional.

Luego de que el secretario de Educación, Alonso Lujambio, anunciara que la dependencia fortalecerá acciones para impulsar la lectura, pero también para elevar la fluidez, velocidad y comprensión de lectura de los alumnos de educación básica, Claudia Santizo, experta en gestión educativa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), señaló que el fracaso sistemático de los programas nacionales de lectura, radica en que nunca se integran como parte de una estrategia educativa que incluya la participación coordinada de maestros y padres.

Seguimiento y verificación

Establecer una acción concreta como leer 15 minutos en casa, como propone la Secretaría de Educación Pública, a alumnos de primaria y secundaria, no basta si no se acompaña de un seguimiento y verificación por parte del docente, sobre qué entendió el niño de aquello que leyó. Contar las palabras por minuto, y establecer un patrón para elevar la velocidad y su fluidez, no garantiza tener una mejor comprensión del texto.

Sergio Martínez Romo, especialista en política educativa de la UAM, alertó que no podemos construir una cultura lectora si el costo promedio de un libro está fuera del alcance de la mayoría de la población, y si el acceso a material de calidad es sólo para un sector muy reducido de los ciudadanos.

Señaló que desde la educación básica no tenemos maestros formados en la lectura que incentiven a sus alumnos”.

Un segundo problema, indicó, es que las instancias responsables de fomentar la lectura, en este caso la SEP, recurren de forma cíclica a viejas fórmulas que han demostrado que por sí mismas no son una solución.

Destacó que el gusto por la lectura es una responsabilidad que comparten la casa y la escuela. Ninguna puede por sí sola con la responsabilidad de hacer de México un país de lectores.

Santizo destacó que vamos a llegar a un nuevo fracaso, si la estrategia de las autoridades educativas es responsabilizar sólo a los padres de familia de que sus hijos lean.