El genio celeste
l maestro Óscar Tabárez, pese a su personalidad discreta y de bajo perfil, no logró ocultar su genio y brillantez con la batuta de un equipo inspirado que luchó hasta el último minuto –con el pelotazo de Diego Forlán al travesaño– que arrancó el alarido final de un intenso y vibrante juego. Uruguay se retira del Mundial africano dejando en claro que está sin discusión entre los cuatro mejores del orbe.
La celeste puso tanta entrega, garra y corazón que la orgullosa Alemania debió aplicarse a fondo para rescatar, a pesar de su despecho, su quinto tercer lugar en un Mundial. La mannschaft ni siquiera se lleva el anhelado título de goleo con el que el agripado Klose soñó para igualar la marca del brasileño Ronaldo. El equipo teutón hizo maletas y abordó el avión para no ver ni oír el partido por el título entre Holanda y España.
El arbitraje mexicano con Armando Archundia a la cabeza no desentonó y, por el contrario, contribuyó a la fluidez y el brillo de un partido que puede encasillarse entre los mejores del Mundial. Fiel a su estilo, perdonó un cartón rojo al comienzo del juego, pero en general cumplió con solvencia.
En adelante no sólo se pensará en Brasil y Argentina, pues la garra charrúa está de vuelta. Un cuarto lugar es una verdadera lotería para el técnico peor pagado del certamen y para el renacer del añejo bicampeón, que con desparpajo y mucho brío enfrentó al favorito equipo alemán, el cual acumula cinco terceros lugares: 1934, 1958, 1970, 2006 y 2010, por tres títulos del orbe: 1954, 1974 y 1990.
Joachim Low, por el momento sin contrato, vuelve a Alemania todavía con la pesadilla del partido que regaló a España, el cual jamás supo descifrar y que evidenció su inexperiencia en lides de máxima exigencia. Low no se perdona haber fallado y presa de la depresión hasta cayó en cama, apenas se levantó para despedirse ante Uruguay y cerrar con más de lo mismo: un tercer lugar que a pocos consuela.
En cambio, a Tabárez, el ex desempleado, el que estuvo a punto de ser cesado y debió irse hasta la repesca ante Costa Rica, lo espera en Montevideo la gloria. La celeste fue la gran sorpresa del Mundial, el caballo negro que remontó peldaños para situarse entre los punteros, y cuyo ariete, Forlán, quedó entre los goleadores.
El día que México y sus nefastos federativos logren la hazaña de superponer los intereses deportivos a los económicos, el Tri podrá ser tan competitivo como los mejores; entonces ya no envidiaremos a Uruguay.