La naranja se instaló en semifinales, donde enfrentará a la selección de Uruguay
Melo pasó de héroe a villano: dio el pase para la anotación que puso en ventaja inicial a su equipo, luego cometió autogol y más tarde fue expulsado
Tarde inspirada de Sneijder, el mejor jugador
Sábado 3 de julio de 2010, p. 2
Puerto Elizabeth, 2 de julio. Holanda avanzó a semifinales del Mundial de Sudáfrica tras vencer 2-1 a Brasil, el gran favorito al título, y que en cuartos de final se despidió de su sueño de obtener el hexacampeonato, como le sucedió en 2006.
Luego de ser monarca en 2002, la verdeamarelha sumó su segundo fracaso consecutivo. Si en Alemania 2006 fue eliminado por Francia, ahora fue víctima de sus propios errores: Felipe Melo dio el pase para el tanto de Robinho que abrió el marcador, pero después anotó un autogol que significó el 1-1 y fue expulsado al 74, cuando su equipo ya iba perdiendo.
Con Wesley Sneijder en una tarde inspirada y ante 40 mil 186 espectadores, la naranja dio el gran golpe y jugará por un puesto en la final ante Uruguay, aunque no contará con el volante Nigel de Jong y el defensa Gregory van der Wiel, quienes sumaron dos amarillas.
Sneijder dio un paso más hacia una temporada de ensueño, en la cual ganó ya tres títulos con el Inter de Milán.
El equipo de Dunga empezó claramente mejor y logró el 1-0 a los 10 minutos por conducto de Robinho, tras recibir un bellísimo lanzamiento en profundidad de Melo, desde la media cancha.
Holanda sintió el golpe, pero no estaba muerta y un minuto después el portero Julio César enfrentó con éxito su primera prueba, al desviar un disparo de Kuyt y evitar el que habría sido el gol de empate.
A partir de ese momento la verdeamarelha trató de aumentar su ventaja, al tiempo que trataba de frustrar los rápidos contragolpes del equipo de los tulipanes, que sometían a la sólida defensa sudamericana a su prueba más dura en lo que va del Mundial.
Los holandeses se enfrentaron, sin embargo, con el muro defensivo de Brasil, que no dejaba espacio de juego para las estrellas Robben y Sneijder, rodeados por tres marcadores cada que recibían la pelota.
La naranja tuvo sus mejores oportunidades en jugadas de pelota parada: un tiro libre demasiado alto de Van Persie y otro más preciso de Sneijder, que Julio César atajó con esfuerzo.
El scracht parecía más cerca del segundo gol que su rival del empate, en un encuentro poco atractivo por las continuas faltas, sobre todo de Holanda, que ensució el juego para nivelar las acciones.
Un disparo de Juan pasó muy cerca del arco holandés y a los 31 Robinho protagonizó una de las más bellas jugadas de la copa, al dejar con sus bicicletas a varios marcadores en el camino y entregar el balón a Kaká, cuyo remate a gol fue milagrosamente desviado por Stekelenburg.
Pese a la presión de la verdeamarelha, que concluyó a los 45 con un disparo de Maicon que rozó el palo del arco holandés, luego de otra gran intervención de Stekelenburg, el marcador ya no se movió en el primer tiempo.
Un golpe de suerte al iniciar el complemento cambió totalmente la cara del partido. En el 54, al intentar desviar con la cabeza un centro de Sneijder, Melo anotó contra su propio arco el gol del empate, en una mala salida de Julio Cesar.
A partir de ahí, Brasil, que hasta entonces administraba su ventaja sin demasiado esfuerzo, pasó a revelar señales de intranquilidad, mientras Holanda cobró nuevo aliento para buscar la victoria y seguir en busca del sueño de conquistar su primer título mundial.
El incansable Kaká trataba de empujar a su equipo hacia adelante y estuvo a punto de restablecer la ventaja a los 66, con un disparo que pasó cerca del travesaño. Pero la naranja aumentó el marcador a los 68: en segundo palo y sin marca, Sneijder remató de cabeza un córner ejecutado por Robben y peinado por Kuyt.
La acción desestabilizó completamente a Brasil, que a los 74 minutos se quedó con 10 hombres tras un pisotón intencional de Melo sobre Robben.
La defensa holandesa comenzó a pasar zozobras con los renovados ataques sudamericanos, pero también contó con algunas posibilidades de aumentar el tanteador debido a la desprotección de la zaga del pentacampeón.
Y mientras el estadio se tiñó de naranja, al final los brasileños lucieron descontrolados ante la inminente eliminación y atacaron en forma desesperada y sin ideas. Sólo se acercaron con un disparo de Gilberto Silva atajado por Stekelenburg, al 82.
La sorpresa y la tristeza invadió a los brasileños y a sus hinchas, en tanto que los holandeses se volcaron a la mitad de la cancha y saludaron a sus fanáticos tras obtener el pase a semifinales que no lograban desde 1998.